Bien dicen que en gustos se rompen géneros, y en cuestión laboral a veces nos enfrentamos a una complicada decisión entre renunciar al trabajo para irnos en una forma bastante honrosa, o esperar a que nos corran con la finalidad de llevarnos una buena lanita por el tiempo que laboramos dentro de una empresa.
Lo mejor que tenemos que hacer, es poner en la balanza ventajas y desventajas para determinar qué es lo que más le conviene a uno, porque a veces ni siquiera nos detenemos un poco para analizar la situación y terminamos tomando decisiones viscerales, que a la larga, nos perjudicarán más en relación con la ayuda que estamos esperando derivado de la toma de dichas decisiones.
Hay gente que a los 40 años tiene miedo de dejar su posición dentro de la empresa porque piensa que no será tan fácil encontrar lugar en otro lado y permiten que su estancia dentro de la organización se convierta en un verdadero viacrucis, porque hay que soportar al jefe inmediato, a los miembros del equipo que no toleran, el trabajo se vuelve tedioso porque la actitud no es la misma, pero como la necesidad de contar con el trabajo es tanta, que no se atreven a dar un paso de costado para mirar nuevos horizontes.
Cuando uno ya no se siente a gusto en un lugar, lo mejor es renunciar y empezar a buscar chamba en otro lado, debemos tener plena confianza en nosotros, dejar que nuestra experiencia y conocimiento adquirido hablen por nosotros, no podemos pensar que el mundo se nos cerrará y que ahí acabará nuestra carrera, tenemos que pensar que la experiencia ha sido positiva y que de los fracasos también se aprende mucho y por lo tanto debemos aprovechar ese fracaso para convertir nuestra experiencia en un caso de éxito futuro. Desde luego hay que evaluar cuál es nuestra situación al instante, si somos solteros, casados, si hay dependientes económicos de por medio, porque ahí tenemos que manejar las cosas con otra estrategia, pues debemos estar preparados con un colchón económico considerando que podemos estar sin empleo dos o tres meses, por lo que nuestros ahorros deberán cubrir gastos de tres a seis meses si decidimos dejar de manera voluntaria la organización.
En el otro lado de la moneda, si crees que lo mejor será esperar a que te den las gracias, empezando por una baja en el rendimiento, teniendo una actitud negativa, cometiendo muchos errores, hacer tenso el ambiente del grupo y sobre todo no cumplir con los objetivos establecidos, en verdad les digo que estarían cometiendo uno de los peores errores en su carrera profesional, porque puede ser que terminen ganando un juicio en conciliación y arbitraje y llevarse una suma respetable de dinero que será del 70% de lo que esperaban recibir y de ahí todavía pagar un 30% de los honorarios del abogado que lleve su caso, pero conseguir un nuevo empleo sí que les puede costar sangre, sudor y lágrimas, porque por lo general todas la compañías al momento de hacer el reclutamiento preguntan si es posible pedir referencias en sus empleos anteriores y ahí saltará la liebre, porque si comentan a la gente de reclutamiento que no pueden pedir referencias, tendrán que dar una explicación del motivo de su salida y ahí se les empezarán a cerrar puertas, y en caso de que mencionen que sí pueden pedir referencias en sus empleos anteriores, su jefe inmediato dará pésimas referencias cuando le llamen de otra empresa. Además no tendrán cartas de recomendación, que siempre se las solicitarán en las empresas donde quieran solicitar empleo.
Tomar una decisión en cualquiera de los dos sentidos no es nada sencillo, porque hay que evaluar toda una serie de circunstancias que pueden inclinar la balanza hacia uno u otro lado, tienen que valorar todos los aspectos posibles, debe ser una decisión inteligente, planeada, consciente y tomando en cuenta que tenemos que estar preparados para pasar un buen rato sin empleo.
En mi experiencia, yo les diría que la mejor opción es la de salir de la mejor manera posible de la compañía, donde si uno llega a renunciar lo haga con todo el profesionalismo del mundo, con por lo menos 15 días de anticipación, si se puede, ir buscando otro empleo mientras llega el día final o por lo menos teniendo entrevistas para adelantar procesos de contratación y dejando todo en orden. Y en el caso de que se dé uno cuenta de que la compañía ya no está a gusto con nuestro desempeño, tratar de negociar la salida, porque bien dicen que es mejor un mal arreglo que un mal juicio, que podría terminar con nuestra carrera profesional.