A través de las últimas semanas he tratado de plasmar el impacto que tienen en la actualidad los dispositivos móviles en la vida de los mexicanos, no sólo en cuanto a la injerencia en los hábitos de compra, sino también en la forma en que el mexicano se desenvuelve con su entorno. Tanta es la interacción a través de estos dispositivos que no es de sorprenderse que en la actualidad representen una oportunidad de crecimiento económico. Esta oportunidad viene de la mano del M-commerce (ventas a través de dispositivos móviles).
Esta coyuntura se encuentra tanto en la magnitud del alcance que puede llegar a tener este tipo de transacciones y en la posibilidad para poder adaptar este modelo de negocio a cualquier negocio o industria. En el primer caso me refiero al tamaño del mercado potencial que existe en nuestro país ya que se presenta como una oportunidad de adquirir productos o servicios por parte de sectores poblacionales que no cuentan con un respaldo financiero por parte de las instituciones bancarias (hablo de casi el 50 % de la población económicamente activa que no cuenta con servicios financieros); y en el segundo caso en la posibilidad de aplicar este modelo de negocios a todos los niveles posibles, tanto a negocios pequeños con ganas de crecer como a negocios medianos y grandes que buscan consolidarse y alcanzar un mayor mercado.
De momento este modelo se encuentra reservado para ciertas industrias de forma particular (música, películas, computadoras, ropa y calzado, por mencionar las más importantes), pero con posibilidades de expansión al resto de los sectores. Las marcas han apostado por campañas de comunicación y promoción a través de estos dispositivos pero sin impulsar el potencial que puede llegar a tener el M-commerce.
Tal vez las mayores limitantes de desarrollo se encuentran en la percepción de inseguridad que puede representar realizar transacciones a través de estos dispositivos y a la falta de aplicación dentro de los puntos de venta, ya que sí se aplica en mayor medida, el M-commerce podría convertirse en un medio para ofrecer experiencias de compra más gratas a los consumidores al ofrecer sensaciones, información e interacción aumentada dentro del punto de venta o en cualquier punto donde el usuario realice la compra.
Como podemos observar el M-commerce se presenta no sólo como la oportunidad para generar una mayor interacción con los consumidores, sino cómo una herramienta para generar mayores indices de lealtad hacia las marcas.