Santiago, Chile.- La mayoría de las empresas pasa por altas y bajas en su relación con los empleados. En época de altas, todos son felices; en baja, nace la desesperación. Entonces surge la necesidad de hacer cambios y/o mejorar las políticas de marketing interno. El problema es que dichas políticas, que se vinculan de inmediato con la comunicación, olvidan puntos importantes sin los cuales no es posible superar los altibajos.
Dirigir una empresa no debe ser nada fácil, pero hay consideraciones que, si no se toman en cuenta, impedirán que se diseñe una buena estrategia de marketing interno.
Análisis. El análisis de la situación es el punto de partida para la mejora. Si no existe una autoevaluación, será imposible ver el por qué del problema que surge por una situación determinada. Por lo general, las altas esferas miran desde su propia posición y no se “ponen en los zapatos del otro”. Y esto no significa necesariamente darle la razón a todo aquel que critique o genere un movimiento contra la empresa solo por intereses propios- de que los hay, los hay – pero sí es importante limpiar el espejo y ver en qué se está fallando. Entonces viene el avance.
Asesores. Tanto en el análisis como en la puesta en práctica de una nueva estrategia comunicacional, la asesoría externa suele ser más efectiva que la interna, por la imparcialidad. Los asesores internos pueden tener buenas intenciones, pero a veces no son considerados en la efectividad de sus ideas y cuando lo son, muchas veces están demasiado involucrados para ver la realidad y tienden a realizar acciones más intuitivas que prácticas.
Por otra parte, no siempre una mirada interna crítica es bienvenida y los que apoyan a ojos cerrados la causa, por la razón que sea, comienzan a cerrar círculos en torno a los directivos, evitando que ellos vayan al “campo de juego” con lo que agrandan el problema. Alguien que ve la dificultad de afuera en cambio, no se involucra y con ello, se encuentra en condiciones de dar mejores soluciones a la plana directiva.
La estrategia. Está claro que la estrategia no se basa en la comunicación exclusivamente, sino en un cambio real en torno a las políticas internas de la compañía, las que luego serán comunicadas por los diversos medios. Si este cambio se da, debe partir por eliminar dos palabras del vocabulario mental “miedo” y “gasto”. El miedo es la principal fuente de errores en todos los aspectos de la vida, también en la empresa.
El miedo a que los empleados piensen o digan o hagan, inhabilita al o los encargados de tomar las decisiones en muchos aspectos. La confianza en sus propias capacidades (el directorio) debiera ser suficiente para olvidar este término y poner el pie en el acelerador de cambios, aunque incluya movimientos drásticos al interior de la compañía. Asimismo es importante estar conscientes de que el miedo equivocarse y a manifestarlo eleva una barrera infranqueable con el resto del personal. Reconocer los errores da credibilidad.
“Inversión” es la palabra que debe reemplazar a “gasto” y esto no sólo significa algo en términos de dinero -cosa que, a todas luces, es fundamental para la empresa porque sin inversión en capacitación y mejora de calidad de vida de los empleados, no hay lealtad posible- sino que se vincula con el tiempo y la cercanía. Dar tiempo al personal, es parte de una estrategia valiosa. Conocerlos, estar al tanto de sus inquietudes y problemas, ayudará a mejorar considerablemente cualquier estrategia de marketing interno.
El marketing interno no consiste sólo en mejorar la imagen de la empresa, sino en hacer que la dinámica de la empresa mejore.