Santiago, Chile.- Convengamos que el sitio web de una institución es su ventana al mundo y que ninguna marca puede darse el lujo de estar ausente de la red en estos tiempos. Convengamos también que el diseño es parte fundamental de esta ventana, para que el público se sienta atraído por ella. Sin embargo, un diseño atractivo no lo es todo. Se necesita mucho más.
Antes de su realización. Lo más importante de un sitio web es la coherencia con el producto. Cada detalle debe reflejar lo que la marca quiere comunicar y para ello es esencial “entender a la empresa”. Se necesita visitar el lugar, reunirse con los directivos y hacer todas las preguntas necesarias para entrar en sintonía con la tradición y la esencia del lugar. Sin “sentirse parte” del proyecto, es muy difícil conseguir un resultado exitoso.
Simpleza. Si sabemos lo que la marca quiere decir, el próximo paso es buscar la forma más simple de hacerlo. El contenido entonces pasa a ser lo más importante y el diseño debe estar al servicio del mismo. Un sitio web lleno de laberintos – aunque éstos sean geniales en términos de imágenes- sólo conseguirá que el cliente potencial se agote y no quiera seguir navegando, perdiendo así la posibilidad de acceder al mensaje que queremos entregar.
Variaciones. Cuidar la imagen corporativa- en términos de color y diseño- es importante, pero obsesionarse con las mismas figuras y estructuras también puede ser un arma de doble filo. Si cada página del sitio es idéntica a la otra, da la sensación de que se está leyendo lo mismo, que no hay dinámica y que la empresa en sí es una entidad estática.
Equilibrio. El equilibrio entre texto e imagen debe considerarse como uno de los puntos importantes del sitio. Demasiado texto seguido agota al visitante, demasiada imagen lo marea. Por otra parte, sabemos que a los buscadores, por defecto, “no les gustan” los “textos ladrillos” y esa sola indicación nos obliga a balancear las cosas.
La idea de un sitio web bien construido es que debe ser concebido como un puente entre lo virtual y lo real. Un espacio que muestre lo que la marca está ofreciendo en pequeña medida- para que exista la intención real de acercamiento por parte del cliente potencial- pero que sea lo suficientemente sólido en cuanto a la esencia para marcar la diferencia.