Internacional.- No es ningún secreto que la música está estrechamente relacionada con nuestras emociones y que usada del modo correcto, puede influir en nuestras decisiones como consumidores. No por nada las celebridades musicales son una gran herramienta de mercadotecnia, pero vale la pena conocer más a fondo de dónde surgió esta certeza.

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En 1982, Gerald Gorn publicó los resultados de un experimento que lo cambió todo y que solo incluía dos plumas y música. La idea es que nosotros asociamos música con sentimientos y posteriormente, también dotamos a esos sentimientos de referencias visuales placenteras o chocantes según el caso.

Gorn tenía dos plumas, una azul y una beige. También contaba con tres piezas musicales, y los consumidores tendían a encontrar agradables dos de esas piezas, mientras desechaban la otra. De ese modo, configuró dos comerciales: uno con las piezas musicales que si gustaban asignado a la pluma beige y el otro con la pieza que desagradaba asignada a la pluma azul. Al final, los objetos de experimento recibían de regalo una pluma que ellos podían elegir, dándoles la opción de tomar la azul o la beige. Por supuesto, elegían la beige.

El experimento de Gorn ha sido objeto de debate durante todos los años que lleva publicado, pero es verdad que la música nos afecta directamente en varias zonas del cerebro, empezando por la corteza auditiva primaria, que procesa el sonido, el hipocampo que se relaciona con las memorias que nos da la música, experiencia y contexto; la corteza prefrontal, que se relaciona con nuestras decisiones y comportamiento, y finalmente el núcleo accumbens, que está relacionado con nuestras emociones y reacciones ante cierta música.

Teniendo tantas conexiones, es importante considerar una buena elección basada en nuestra audiencia seleccionada. Si están pensando en una estrategia de mercadotecnia que incluya música, tomen en cuenta todos los funcionamientos del cerebro y también, a qué público se están dirigiendo.