Por: Arturo Mora
Twitter: @morawar
Lo que sucede en las redes sociales y la réplica de las publicaciones está creciendo mucho e influyendo en la opinión pública.
Hace unos días, en el caso de Lucerito-Cazadora, se levantó un escándalo que todos conocemos.
Es digno de análisis el impacto que están causando publicaciones de éste y otros tipos. De lo banal hasta lo que involucra temas como la defensa del ecosistema. Un ejemplo es lo que sucedió con la fotografía de Christian Castro, que se dio de manera paralela con el caso de Lucerito. ¿Resultado? Curioso, parece que los actos de Lucero tendrán efectos negativos en su imagen y esto se traducirá en una menor presencia con marcas o eventos, mientras que lo de Christian Castro parece no le afectará, pues aparece en los medios y sus fans seguirán asistiendo a sus conciertos, a pesar del masaje con Saiote o no.
De repente (y digo de repente, porque parece ser que la transformación de los medios se hace cada vez más rápida) la sociedad ya no sólo es informada por ese reportero famoso de la televisión o de la radio, (y ya ni mencionemos el caso de un columnista de periódico) sino que ya somos nosotros mismos los que estamos alimentando informativamente a las personas que están dentro del círculo de contacto y éstas, a su vez, lo hacen con sus propios conocidos, multiplicando el mensaje a velocidad vertiginosa y sin control.
Podríamos decir que hay una gran ventaja en ello, pues no existen (casi) filtros o barreras para que la información se distribuya. Lo delicado del asunto es que esta información replicada entre miles o millones de personas, puede provocar que se juzgue de manera definitiva a alguien sin tener probablemente todos los antecedentes. Porque es la moda o la tendencia.
El empoderamiento logrado por la sociedad a través de la retransmisión de una fotografía o un video ha hecho que un niño maltratado en tabasco sea tomado en cuenta por las autoridades, o que las actitudes de las “Ladies” y los “Lords” sean expuestos a la sociedad, recriminando sus actitudes, que siempre han sido criticadas, pero nunca habían sido exhibidas.
Muchas marcas y productos se han visto beneficiados con la “Viralización” en las redes y esto ha hecho que las inversiones publicitarias en los medios se vean más eficientes. Pero en los casos que no tienen que ver con lo comercial, sino con la conciencia social, hace que todos formemos parte de un juzgado “sanguinario” para castigar la crueldad, donde probablemente algunos de los acusadores tengan sus propios “esqueletos en el closet” y que todavía no han sido expuestos en la red, pero que en un descuido, tal vez salgan a la luz. Ese es el riesgo que corremos al mostrar nuestra vida privada en un medio abierto.
Conste, nunca defenderé un acto desalmado hacia cualquier animal; soy “anti caza” y “anti tauromaquia”. Pongo en la mesa el papel que estamos tomando frente a lo que llegamos a ver en las redes sociales.
Aprovechando el rol que juega la sociedad al utilizar a las redes en pro de una buena causa, podríamos también involucrarnos y defender, como lo hacemos para los animales, a los seres humanos.
Un esfuerzo interesante para evidenciar los actos contra los derechos humanos usando la tecnología que tenemos a nuestro alcance es “WITNESS”. Una ONG que usa el poder del video para abrir los ojos del mundo frente a los abusos de los derechos humanos.
Fundada en 1992 por Peter Gabriel, Human Rights First y la Fundación de Derechos Humanos de Reebok, WITNESS da facultades a los defensores de derechos humanos para usar el video contra las injusticias y transformar historias de abuso en herramientas poderosas que pueden presionar a aquellos en el poder o con poder para actuar. “See it. Film it. Change it”
De cualquier manera, si vamos a denunciar por una buena causa, hagámoslo de verdad y no por la moda del video o foto de la semana.