Santiago, Chile.- El amplio acceso a la información, que constituye una excelente herramienta para cualquier actividad de intercambio, comercial o social, también se ha vuelto un elemento distractor para nuestro público objetivo. El bombardeo de opciones, no hace otra cosa que diversificar los intereses de la gente y nos obliga a utilizar la creatividad al máximo para encontrar el camino que nos ayude a entregar el mensaje adecuado a ella. Entonces, es necesario cambiar o, al menos alternar las estrategias publicitarias y eso implica poner el acento en el marketing de compromiso.
De más está decir que el consumidor actual, no es el mismo de antes. Está híper informado y por tanto exige más. Ya no lo ganamos con un slogan, debemos mostrar el valor agregado de la marca.
Hoy por hoy, la relación con el consumidor necesariamente debe pasar por la emocionalidad del mismo. El famoso engagement sólo se consigue si nos centramos en la persona, más que en el producto. Y no se trata de olvidarnos de él, sino que buscar todas las instancias que nos permitan conocer y satisfacer las necesidades del cliente (sí, lo hemos hecho siempre, pero en este caso pasa también por fondo y forma). Sólo así conseguiremos cumplir el objetivo. La venta se hará sola, una vez que el compromiso esté establecido, es decir a mediano y largo plazo. Como todas las buenas relaciones, es necesario cultivar los detalles día a día, partiendo por el ser humano, antes de convertirlo en usuario.
Por lo anterior es que las marcas deben equiparar su presencia en medios tradicionales, con la “salida a la calle”, la presencia directa por medio de actividades que involucren a las personas con ella, que les permita experimentarla para que la consideren dentro de sus opciones inmediatas. Intervenciones artísticas, fiestas, participación en eventos en los que la gente disfrute asociando la emoción al producto. Street Marketing.
Sin duda que las redes sociales han ayudado muchísimo en el proceso de acercamiento a las personas, pero no se puede olvidar que cualquier acción que involucre a los consumidores más allá del ámbito de la publicidad dura, se convierte en un aliado para la fidelización y el diálogo.