Nos hemos acostumbrado a creer que la tecnología avanza con nosotros, es decir, nos escucha y entrega lo que interpreta de nuestras conversaciones, pero ¿realmente está caminado a la par de lo que pensamos?. Me resulta un poco difícil creer que los “combos tecnológicos” que vienen asociados al lanzamiento de cualquier nuevo gadget son las únicas opciones disponibles. Hay mucha gente que piensa lo mismo, y está cambiando las cosas.
El término de obsolescencia programada, es ya parte de la plática que escurre después de esa tercera copa de vino junto a tus amigos. Se suelta la lengua y nos volvemos tan lúcidos para pensar y soñar, que deberíamos evitar la siguiente copa y evitar arruinarlo todo. Es ahí cuando comienzan a caer las respuestas. Aparecen los vídeos en youtube y vimeo, los memes ridículos en una competencia sin acabar por mostrar el mejor y ese extraño artículo de un blog muy alternativo que te hace cambiar radicalmente de opinión, y si sometemos un poco la humildad, incluso logramos descubrir una nueva perspectiva.
El famoso documental de la RAE (si no lo han visto véanlo acá) que abrió una discusión mucho más teorizada sobre la duración de los productos y de la maquinación completamente estudiada y acordadada por pocos para que así sucediera, es en parte la reflexión que muchos diseñadores, inventores y locos de remate hacen diariamente para cambiar el curso de esa curva sinuosa y que te mantiene atascado a una orilla, imposibilitándote mover ni si quiera un músculo de la cara, sometido a que la inercia y la velocidad te lleven donde estas quieran.
Me gusta la colaboración, pero cuando somos capaces de trabajar en conjunto y no colaborar en conjunto; un diferencia radical al momento de pensar en los siguientes pasos de una revolución de opiniones. Cuando logras crear un producto/idea/sueño de tal forma que interprete las emociones de un grupo aunque sea minoritario, ya estás avanzando, y mucho más que la mayoría. Cuando me topé hace unos días con el proyecto de phonebloks.com de alguna forma sentí que ya ese difícil camino de búsqueda y conversación a un mismo nivel con quienes buscan inconscientemente ayuda para resolver sus inquietudes, ya estaba recorrido.
Phonebloks es una simple y crowdsourcing idea donde las primicias de la obsolescencia programada quedan fuera. La duración promedio de un celular hoy es de dos años; un tiempo que para Dave Hakkens, creador del concepto parecía un desafío tan estridente como vertiginoso de superar. Phonebloks es un proyecto que entrega un teléfono completamente personalizable, donde cada componente puede ser reemplazado cuando falle o simplemente cuando requiera un upgrade. Por ejemplo, si la cámara de 5 megapixeles te quedó pequeña, no necesitas cambiar tu teléfono, sólo cambias el bloque que la anida y pides a alguno de los tantos desarrolladores y partners del proyecto que te envíen una pieza con el hardware más adhoc a tus necesidades.
Cuando acabe su etapa de financiación, que según la plataforma Thunderclap está casi en un 99% terminada, el lego de los teléfonos logrará avanzar hacia un territorio que hasta el momento estaba reservado casi en exclusividad para emprendimientos muy a corto plazo y que no lograban resolver los problemas de base de las integración de las ideas con las necesidades. Cuando la gente clama por co-crear proyectos, es cuando más necesitamos agachar nuestra cabeza, tomar una libreta y anotar toda esa verborrea a veces desordenada pero tremendamente estimulante que llega muchas veces de forma gratuita.