Hablar de la digitalización como un proceso hacia el que nos encaminamos es como hablar del pasado, porque la realidad es que ya forma parte de prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas. Cuando lo llevamos al campo de las marcas y la imagen, cualquier acción que se genere sin tomar en cuenta alguna herramienta del ecosistema digital sencillamente está totalmente desactualizada.
Las campañas de marketing, acciones de comunicación y relacionamiento, el manejo de redes sociales, absolutamente todo tiene, y debe tener, un asidero en el mundo digital, principalmente por la oportunidad que ofrecen de medir el impacto y preferencias de las audiencias objetivo.
No obstante, no se puede dejar de lado un elemento clave: la credibilidad. Y más allá de ello, es indispensable saber cómo generarla. Si tomamos en cuenta la saturación de mensajes a los que están expuestas las personas en la actualidad, desde anuncios en redes sociales, páginas web, podcasts, hasta espacios más tradicionales como radio, prensa y televisión, la competencia ya es bastante feroz por siquiera llamar la atención del usuario.
Cuando se va más allá, parece casi imposible creer que decenas de mensajes en redes sociales, web o televisión pueden terminar generando la credibilidad necesaria para crear un vínculo de largo plazo con el público objetivo de las marcas.
Y conozco varios ejemplos de startups que cuentan con excelentes equipos digitales, que llegan a las personas que quieren llegar, pero los números de conversiones y ventas aún no satisfacen los objetivos que quieren alcanzar. ¿Y cuál es la razón detrás de ello? Todo apunta a que las herramientas digitales no
compran la credibilidad de los clientes.
También sucede con grandes marcas que han querido cambiar la percepción que se tiene sobre su imagen, o concepto de marca (no necesariamente por alguna razón negativa), pero dichos cambios no se han logrado, a pesar de los grandes esfuerzos que se han hecho.
A pesar de la multiplicidad de canales que pueden bombardear de mensajes a los clientes, las decisiones de compra cada día son más informadas a través de canales que generan mayor credibilidad en los usuarios. Comentarios en redes sociales, marketplaces, conocidos y por supuesto, los medios de comunicación, siempre y cuando dichos mensajes lleguen de manera orgánica.
Aunque indudablemente es una estrategia de largo plazo, que requiere de una planeación estratégica más elaborada, ese usuario que deja huellas en el mundo digital sobre las cosas que quiere y aún no sabe, cosas que son identificadas por herramientas digitales, de inteligencia artificial, y que terminan llegando al correo de un potencial cliente a través de un CRM, no necesariamente lo va a consumir si no se ha generado una credibilidad y vínculo con la marca.
El mundo digital, los datos y posibilidades que ofrece es sin duda abrumador. Quizás por ello muchas marcas se olvidan de encontrar espacios para trabajar en esa credibilidad que a la larga es la que crea vínculos más fuertes y duraderos con nuestros clientes.