Mommy vloggers, madres subrogadas, leche materna a la venta en línea, cursos para la crianza responsable entre otros ejemplos, comprueban que vivimos en una sociedad donde hasta lo que nos hace humanos, es objeto de mercantilización.
En el marco del Día de las Madres considero imprescindible cuestionarnos más a profundidad el rol que hemos asumido como madres en esta cultura altamente caracterizada por el capitalismo y el hiperconsumismo. Tan sólo Forbes estima que el tamaño del mercado del llamado “New Momism” es de $46 mil millones de dólares. Es así como definimos la comoditización de la maternidad. No se busca moralizar, pero tampoco se busca romantizar los millones de dólares de ganancias que generan las grandes corporaciones alrededor de este día. El maternalismo se ha explotado en esta cultura principalmente caracterizada por el capitalismo y el hiperconsumismo. El propósito humano se ha centrado en la maximización de los ingresos y la acumulación de ganancias. Y el grado ha sido tal, que no sólo la pornografía, los anuncios de Tinder y el neuromarketing explotan lo que mas humano nos hace, también lo que nos hace madres se ha convertido en en un producto que puede ser comercializable.
Por otro lado, la comercialización de la maternidad es una oportunidad para que las mujeres puedan emprender, independizarse y complementar lo que más aman en su vida con su vida laboral. No cabe la menor duda que estas opciones contemporáneas construyen a favor de la equidad de género, particularmente en la reducción de la brecha salarial, que en el 2022 registró un estimado del 23% a nivel mundial. Esto me lleva a resaltar los principios del empoderamiento femenino que defienden que es fundamental empoderar a las mujeres para crear economías más fuertes, para lograr los objetivos de desarrollo y sostenibilidad y así también mejorar la calidad de vida de los individuos, las familias y las comunidades.
Aquí vale la pena hacernos las siguientes preguntas: ¿Comercializamos nuestra maternidad como resultado de la inspiración del empoderamiento femenino? O bien ¿Comercializamos la maternidad como una de las salidas para sobrevivir en una economía capitalista? Entonces, más allá de cuestionarnos donde se dibujan las fronteras de la ética, indaguemos en lo que realmente nuestra sociedad y nuestra cultura dominante considera valioso, poderoso o exitoso. No solo para entender nuestro presente, sino para crear un mejor futuro.