En las Ćŗltimas semanas, escuelas y universidades en todo el mundo han comenzado a prohibir a sus alumnos el uso de la plataforma ChatGPT, por considerarlo “hacer trampa” al realizar trabajos o investigaciones. Universidades como La de Sevilla, Sciences Po(Instituto de Estudios PolĆticos de ParĆs), la universidad de Queensland, la Universidad RV de Bangalore y la la red de escuelas pĆŗblicas de Nueva York, Los Ćngeles, Seattle y Maryland estĆ”n bloqueando la plataforma para que no se pueda acceder a ella desde sus instalaciones desde su red de internet.
Obviamente estas restricciones no resolvieron el problema, sĆ³lo le complican un poco a los alumnos para acceder a ChatGPT, pero siguen accediendo desde su mĆ³vil, con sus propios datos o si no, existen mĆ”s herramientas similares a las que ellos ya tienen acceso y no tienen restricciĆ³n.
Las instituciones acadƩmicas tienen que discutir sobre este tema y tomar decisiones cuanto antes.
De acuerdo al CEO de OpenAI, Sam Altman, “La inteligencia artificial es probablemente la tecnologĆa mĆ”s importante que estĆ” sucediendo en el mundo en este momento. Es importante que todos estemos familiarizados con ella, incluyendo las personas que no trabajan en tecnologĆa.”
Desde mi perspectiva, las universidades deberĆan tener una visiĆ³n y un papel activo en cuanto a la inteligencia artificial; para que en lugar de prohibirla, la fomenten para su uso productivo, de manera guiada y con un fin claro y especĆfico.
Hace ya varios aƱos, cuando comenzĆ³ a utilizarse Internet, se tenĆa esta misma discusiĆ³n y se llevaron estas mismas prohibiciones a los alumnos. Las universidades no querĆan que ellos utilizarĆ”n Internet para realizar trabajos o investigaciones, porque lo veĆan de igual forma como hacer trampa. Hoy, muchos aƱos despuĆ©s, estamos viviendo una realidad muy diferente, donde no podrĆamos imaginar un trabajo de investigaciĆ³n sin utilizar fuentes digitales de informaciĆ³n.
Hoy hay una creciente necesidad de que las universidades enseƱen a los alumnos sobre inteligencia artificial, ya que esta tecnologĆa estĆ” transformando el mundo en el que vivimos, y los jĆ³venes ya estĆ”n utilizando estas herramientas todos los dĆas y entre ellos encuentran nuevos usos o aplicaciones que les estĆ”n desarrollando una visiĆ³n mucho mĆ”s amplia que lo que les ofrecen en los mĆ©todos aceptados por al academia.
Por donde empezar
En las Ćŗltimas semanas, me di a la tarde a de preguntar a algunos profesores de diferentes niveles acadĆ©micos, cuĆ”l era su opiniĆ³n sobre la IA usada por sus alumnos, y para mi sorpresa me enfrentĆ© a dos respuestas diferentes. Los profesores que trabajan en la disciplina que enseƱan(no solo dan clase) en su mayorĆa opinaban que los alumnos si deberĆan utilizar estas herramientas en conjunto con los profesores; incluso algunos se interesaron por conocer mĆ”s del tema. Por otro lado los maestros que Ćŗnicamente dan clases consideran que estas herramientas les quitan autoridad y les complican la vida por no saber con certeza si el alumno utilizĆ³ IA o no. Estos profesores estuvieron de acuerdo en prohibir el acceso y muy pocos se interesaron en aprender mĆ”s del tema.
Para que las universidades puedan incorporar la inteligencia artificial dentro de sus programas, primero tienen que utilizarla y entenderla, y eso es lo mĆ”s complicado aquĆ, porque muchos profesores no tienen el conocimiento ni la visiĆ³n para saber que hacer con esta tecnologĆa, por ende los directivos tampoco.
Este proceso tiene que comenzar desde arriba; los directores, coordinadores y quienes lideran los programas acadĆ©micos tienen hoy el reto de empezar a utilizar en su propio trabajo las herramientas de IA. Solo asĆ podrĆ”n entender como bajarlo a los programas que enseƱan.
Sin importar la materia o la disciplina, en todos los niveles se puede utilizar alguna herramienta de IA, incluso en los bƔsicos.
Tenemos que partir del hecho que los alumnos sobre todo en niveles medios y superiores ya estĆ”n usando estas herramientas, por un lado porque estĆ”n de moda y por otro lado porque les estĆ”n encontrando un uso prĆ”ctico para su vida. AsĆ que las instituciones acadĆ©micas tendrĆ”n que decidir si van a aprovechar esta tecnologĆa de forma proactiva desde hoy o se quedarĆ”n rezagados mirando como avanza, hasta que no les quede mĆ”s opciĆ³n que utilizarla.
El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor