Esta semana tuve una charla interesante con un alumno de nivel universitario. En mi ejercicio periodístico no pude evitar preguntar si usaba ChatGPT en trabajos escolares, de inmediato me dijo que lo consideraba trampa. Comentó que algunos compañeros insertaban el texto a leer y la ChatGPT rápidamente hacía su tarea y resúmenes. Además confesó que con pasar el texto por Quillbot lograba confundir los esfuerzos de los maestros por detectar texto creador por inteligencia artificial.

Me parece que la discusión de este tema es enorme y requiere probablemente un nuevo nivel de legislación. ¿Es ético usar ChatGPT para realizar un trabajo o entregar un proyecto profesional? La respuesta es: depende. Primero comencemos por reconocer lo que es y no es ChatGPT, este modelo avanzado de leguaje en esencia es una máquina de redacción. Se sirve de una base de datos enorme y un modelo de lenguaje avanzado para crear texto avanzadas que rivalizan la redacción de un ser humano. Aunque la tecnología me parece espectacular, ChatGPT no crea ideas nuevas. Estas herramientas están en el proceso de ser parcialmente conscientes de su propia existencia, lo que se conoce como la tercera etapa de la evolución de la inteligencia artificial, la cuarta son máquinas totalmente conscientes. En un estudio reciente de Our World in Data revelan que menos del 50 por ciento de una muestra de expertos en inteligencia artificial consideran que esto sucederá antes del 2061.

Es decir, estamos lejos de que ChatGPT o cualquiera de sus iteraciones sea responsable de una acción poco ética. En realidad, la posible violación de normas sociales vendrá enteramente del usuarios. Debemos entonces evaluar la acción y no la herramienta. Si tuviera que contratar a un contador, preferiría el que domina Excel y no el que llega con un ábaco. Excel es una herramienta que incrementa la productividad y alcance profesional, no es trampa. No obstante, si se utilizan fórmulas para esconder dinero en los reportes no es culpa de la hoja de cálculo, simplemente se trata de un contador bribón.

El uso de estas herramientas de manera eficiente es lo que dicta la diferencia. Si el usuario de la herramienta entrega un trabajo perfecto, no deberíamos sorprendernos, todo lo contrario. Pero, debemos evaluar la capacidad de solicitar el texto. Pedir a ChatGPT que resuma un texto y que esto sea suficiente para aprobar una tarea es una muestra de que suceden dos cosas en la educación: la pregunta es de bajo nivel y en segundo lugar, el maestro no revisa las tareas. Según ChatGPT el libro de “Los Siete Pecados Capitales” de Fernando Savater trata sobre los vicios más comunes y conocidos en la cultura occidental, que son la soberbia, la envidia, la ira, la pereza, la avaricia, la gula y la lujuria. En lo personal, argumentaría que trata de algo más trascendente, el libro —en mi opinión— es una actualización del marco judeocristiano moral a los problemas de la sociedad moderna. Creo que si un grupo de alumnos sólo usara ChatGPT para entregar un trabajo sobre el libro evidenciará que todo el salón piensa sospechosamente igual. 

No me asusta que los profesionales utilicen ChatGPT, siempre y cuando sea a partir de sus propias ideas. Si sólo hacen preguntas a estas plataformas veremos una forma elegante de plagio, pero plagio al fin. Es evidente, estas herramientas se alimentan de algo ya existente. No obstante, si al terminar de escribir un email se utiliza para que mejore las ideas a presentar, argentaría eu es tan válido como el corrector ortográfico de Word.

Por último, si en la empresa contratamos a personas solamente por lo que dice su carta de presentación no por la entrevista personal, claramente tenemos un problema. Por otro lado, el uso de herramientas tecnológicas ha sido uno de los pilares fundamentales del crecimiento moderno del marketing. Según un estudio de Frontier en países como Suecia se espera que para el 2035 la productividad suba hasta en un 37 por ciento gracias a la inteligencia artificial. 

No podemos, ni debemos desincentivar el uso de estas herramientas entre nuestros jóvenes o profesionistas. Todo lo contrario, debemos impulsar estas herramientas, tal vez así se disminuya la rampante mala ortografía. La misión de las organizaciones gubernamentales, escuelas y empresas es enseñar y fomentar el uso responsable de las herramientas. Un martillo puede usarse igualmente para fijar un cuadro, crear una mesa o lastimar a una persona. Es la educación e intención la que define el destino de la herramienta.