Así como Dorothy (Renee Zellweger) le dice a Jerry (Tom Cruise) en “Jerry Maguire”, “Me tuviste en hola”, las comedias románticas nos han tenido desde el primer momento en que llegaron a la pantalla grande, convirtiéndose en uno de los géneros más exitosos. “Sucedió una noche” de 1934 es considera como la madre del género, estableciendo los movimiento y tropos o recursos usuales, mismos que siguen vigentes hasta el día de hoy. Sí, es un género considerado un tanto frívolo, también un placer culpable, pero inevitablemente un espacio al que se recurre una y otra vez. Estos son tres motivos por los cuáles amamos a las comedias románticas.
Nos hacen sentir bien
En su gran mayoría, las comedias románticas concluyen en un final feliz e incluso cuando no son esperanzadoras. Vaya, el propio principio central de las comediar románticas se ciñe en ello. Una comedia romántica es, por definición, de acuerdo a la estudiosa del tema Tamar McDonald, “un filme que tiene como elemento narrativo central la búsqueda del amor, la cual es mostrada de manera ligera y casi siempre con una conclusión feliz”. ¡Es una comedia! Lo que aligera mucho el drama que podría haber en cualquier relación y de inicio a fin va alternando entre ello. El propio “encuentro” está inserto también en la esperanza, siendo destacado por música, recursos audiovisuales y miradas, para indicar que hay “algo especial” entre los protagonistas.
Son consistentes
Si pensáramos en cocina, las comedias románticas serían un platillo salado en tanto hay una receta más que clara y que incluye el mencionado encuentro, momentos felices, complicaciones y la superación de los problemas, aderezados con momentos como la boda frustrada, los consejos de los amigos o tantos otros. Es decir, como la comida salada, hay una receta, pero los ingredientes se pueden modificar. Ello permite que sea fácil identificarlos en “Mujer bonita” o “Cuando Harry conoció a Sally”, pero que también en estén presentes en “500 días con ella”. Esta condición predictible hace que en las comedias románticas el espectador se pueda relajar. Sí habrá sorpresas pero usualmente no serán tan radicales, hay un sentido de familiaridad que da tranquilidad y que las convierte en un espacio seguro en muchos sentidos: los propios personajes, las emociones que se ponen en juego y el propio desenlace.
Son sobre conexiones humanas
El centro de las comedias románticas está en el amor. A su manera cada una lo define, nos dice qué es y qué podemos esperar de él. Sí, la visión tiende a ser optimista, pero también se ha ido modificando con el tiempo. Ello permite tener casos de un amor ideal como la mencionada “Sucedió una noche”, pero también contar con visiones más complejas como “Annie Hall”. El concepto del amor ha pasado o ha ido variando de la posibilidad de encontrar al amor “para toda la vida” a una visión mucho más realista que considera que el amor puede cambiar con el paso de los años o que bien se pueden tener varios amores y que se aprenderá de cada uno de ellos como en “Amor de mis amores”. En cualquier caso, las comedias románticas nos hablan sobre tener compañía en un sentido que va más allá de lo físico y que considera el encontrar a esa persona con la cuál se puede compartir, se puede ser y se puede crecer.