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Esta influencia de la economía ha marcado retos torales en la capacidad de consumo y hábitos de salud cada vez más valiosos.
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Para lograr ser valiosas, las marcas han establecido pautas de consumo importantes, como las que tienen que ver con entender el mercado.
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Los retos que hay en inflación, al menos en salud definen tendencias en consumo de pharma y cuidado.
En medio de la inflación se han definido hábitos ante los cuales no está dispuesto a ceder el consumidor, dando con tareas torales en el mercado que ayudan a edificar en actividades como la salud.
El mercado tiene frente a sí un escenario clave donde el consumo ha establecido tareas torales cada vez más valiosas en función de la innovación en pharma, tal como lo advierte Fernando Lledó, Director General de Bupa México.
La sentencia del directivo es clara y nos ayuda a entender lo que se viene en el mercado de retail, donde un elemento es clave y es entender la importancia de desarrollar mejores hábitos de salud ante el consumidor.
Merca2.0 – ¿Qué hábitos de salud, considerando el costo de estos, no está dispuesto a ceder el consumidor en medio de la inflación y cuáles sí?
Fernando Lledó – Desde la pandemia de Covid-19 en el 2020, el sector salud en México recibió una sacudida importante que resultó en varios cambios de los gastos públicos, privados e individuales destinados a la salud. En México la prioridad del consumidor no está en destinar su gasto a prevención y salud, sino a otros rubros como la comida, vivienda y servicios. Por ejemplo, en cuanto al dinero que se destina en salud privada, el seguro privado representa únicamente el 12.5% de la inversión por parte de los ciudadanos, mientras que el 87.5% son gastos de bolsillo.
A propósito de lo anterior, el gasto promedio por persona se incrementó en 40 por ciento, con tres mil 299 pesos en 2020. Los mexicanos no buscan atención médica hasta que es estrictamente necesario; en 2020 se observó un aumento en los cuidados especializados al llegar a 57.9 por ciento, mientras que los cuidados preventivos tuvieron una caída al pasar de 7.8 por ciento a 2.9 por ciento respecto al 2013. Asimismo, el gasto monetario de los hogares, destinado a servicios de laboratorio y ambulancias se incrementó en 14.5 por ciento, mientras que en los servicios hospitalarios aumentó en 4.4 por ciento.
Es importante resaltar que, si bien los ciudadanos se han visto obligados a invertir más en su salud, muchos aún se inclinan por buscar servicios más cercanos y baratos para lograr el mayor ahorro posible por encima de la reputación: tener afiliación (28.6 por ciento), cercanía con un servicio de salud (24.7 por ciento) y bajo costo (9.1 por ciento) se destacan como las principales razones para escoger el lugar dónde se atendió la población por una necesidad de salud, mientras que el 7.1 por ciento consideró que no tenía otra opción y otro 4.2 por ciento porque lo atienden rápidamente. Puede parecer lógico, pero a la larga estas razones para gastar en el momento de una urgencia no son la opción más conveniente, es decir, gastan más a largo plazo, sumado al estrés y la preocupación.
Otra forma de buscar el ahorro es evitar consultar a un médico y optar por la automedicación; se calcula que desde el 2016 al 2021 más del 80 por ciento de la población recurre a esta práctica, es decir, usa medicamentos por iniciativa propia sin indicación médica ni receta, evitando el gasto de una consulta. Sin embargo, sabemos que no se puede evitar realmente el pagar a un profesional, sino que se puede empeorar la situación al grado de requerir de atención mucho más especializada y costosa.
Ahora, hablando de accesibilidad: aproximadamente el 27.6 por ciento de la población no tiene acceso a servicios de salud de ningún tipo, por lo que deben pagar por cualquier búsqueda de ayuda en el sector salud, y solo el 2.07 por ciento tiene acceso a servicios privados. Lo anterior significa no solo que gran parte de los ciudadanos no invierte en su salud, sino que más de la mitad ni siquiera tiene la opción de escoger un servicio público o privado.
A partir de los datos antes mencionados podemos ver que la salud, desde un punto de vista preventivo, no ha sido predominante en México. Se atienden los padecimientos y, en la medida de lo posible, incluso se ha evitado acudir con médicos de cualquier especialidad. Afortunadamente, entre todo lo negativo que nos trajo la pandemia, sí podemos rescatar que ahora exista un mayor interés en el cuidado de la salud y en el cambio de hábitos de vida y alimentación.
Nosotros hemos notado que hay cada vez mayor confianza en las consultas remotas, tanto médicas como psicológicas, y se ha vuelto más eficiente la atención. Las personas que realmente lo requieran, serán canalizadas a un centro de salud o consultorio, donde se les harán revisiones de acuerdo con cada padecimiento o situación. Esto parecería poco, pero los últimos dos años nos han dejado ver lo que pasa cuando demasiadas personas acuden a los hospitales o clínicas al mismo tiempo.
Creo que debemos crear consciencia justo en esto. Si empezamos por la prevención, por tener un seguro adecuado, un servicio médico que hayamos identificado, acceso a consultas remotas, a farmacias y hospitales, en el momento de urgencia todo será notablemente más fácil.
Debemos apostar por una mayor oferta en el cuidado de la salud, desde chequeos hasta revisiones y estudios de alta calidad, por mayor accesibilidad y coberturas claras y diferenciadas, según las necesidades, el rango de edad, entre otros factores. Si logramos trabajar de esa forma, será, a la larga, mucho menos costoso atender la salud de las personas, reduciremos tiempos de espera y gastos de bolsillo. Hay elementos que escapan de nuestro control, pero los recursos de los que sí podamos disponer, debemos usarlos de forma estratégica y responsable.
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