Ahora, el quinto Día Internacional de la Educación se celebrará bajo el lema “Invertir en las personas, priorizar la educación”.
En México este lema todavía es una utopía, ya que existe una deuda histórica en el cumplimiento del derecho a la educación de niñas y niños de 0 a 3 años, en especial con las y los más vulnerables. Antes de la pandemia, solamente el 8.6 % de las niñas y niños de estas edades tenían acceso a educación inicial. Actualmente, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), solo el 5 % de la población de 0 a 3 años son atendidos en las 2 modalidades de la educación inicial (escolarizada y no escolarizada). Su derecho a la educación no está siendo respetado y es inaceptable.
Consecuentemente, al no poder acceder a programas de educación inicial, la niñez mexicana vive una crisis de aprendizaje y cuidado, situación que se agravó con la pandemia y la crisis económica que se ha desatado. Esta realidad amenaza todos los ámbitos del desarrollo de niñas y niños, incluidas las competencias motoras, cognitivas, sociales y emocionales. Por lo anterior, es urgente incrementar el presupuesto asignado al cumplimiento de los objetivos de la Política Nacional de Educación Inicial, priorizando el incremento de la oferta y cobertura de este nivel educativo, formando y contratando más figuras educativas, y promoviendo los enfoques del aprendizaje a través del juego y la crianza con ternura en los servicios que se ofrecen.
Por otro lado, las niñas, niños y adolescentes que cursan de preescolar a educación media superior también se ven afectados. El rezago educativo, agudizado por la suspensión de clases presenciales, produjo una disminución estimada de dos años en la escolaridad que alcanzaba México antes de la pandemia. Se calcula que la pérdida de aprendizajes fundamentales podría tener como consecuencia una disminución de hasta el 8 % de sus ingresos futuros de adultos, lo que representaría perder un mes de salario al año por el resto de su vida productiva.
El panorama empeora cuando encontramos que más de un millón de alumnos de educación básica y media superior han dejado la escuela desde el inicio de la pandemia, esto se relaciona con déficit académico acumulado, carencia de apoyos y habilidades socioemocionales, falta de acceso a plataformas y dispositivos tecnológicos, ausencia de motivación o necesidad de trabajar.
Además, la pobreza ha sido una gran enemiga de la educación, de acuerdo con el CONEVAL, en el segundo semestre de 2022 una tercera parte de quienes trabajaban, ganaban un salario inferior a la canasta básica alimentaria. La carente economía familiar incrementa la posibilidad de que niñas, niños y adolescentes trabajen a edades tempranas, muchos de ellos y ellas en actividades que les ponen en peligro, y que les alejan de las aulas.
En definitiva, este Día Internacional de la Educación pedimos que se atiendan las causas que vulneran el pleno disfrute del derecho a la educación de la niñez y la adolescencia en México. Hacemos un llamado urgente a las autoridades educativas a traducir los compromisos y las iniciativas en acciones que hagan posible una cobertura universal de la educación, combatiendo el abandono y el rezago escolar.
Dar prioridad a la educación permitirá el bienestar de las niñas, niños y adolescentes en México y el mundo. Necesitamos impulsar cambios estructurales y sostenibles que resuelvan la deuda con la niñez.