La aceleración que venía para hacernos ganar tiempo, contrariamente nos lo quitó. Sin embargo, cuando parecía que nos perdíamos ante el exceso digital, la luz al final del túnel se hace cada vez más nítida e imposible de ignorar.
La tecnología y sus dispositivos impregnan nuestras rutinas, pero está surgiendo con fuerza, un contramovimiento. El de los consumidores conscientes de la necesidad de desconexión que se decantan por un uso digital más moderado y genuino y que reclaman un mundo “no filter”. BeReal es una muestra de ello, una red social que permitió, entre otras cosas, salir del postureo y admitir que está bien no estar bien.
Nos sentimos sobrepasados. La procastinación y el burn out permanente ponen de manifiesto la necesidad de parar, pero no sabemos cómo hacerlo. De hecho, esto dio lugar al concepto de stresslaxing. El estrés que produce intentar relajarse, la imposibilidad del disfrute que producen las ganas de tachar pendientes de nuestra to do list.
Aprendimos a surfear la ola, entre la necesidad de ser productivo y abrir las apps para scrollear en un loop casi infinito. Entonces ante el bombardeo permanente de información ¿quién tiene tiempo de relajarse?
Sin embargo, como mencionaba más arriba, esta cobrando magnitud ese contramovimiento que, entre otras cosas, está dejando de normalizar el no tener tiempo, redefine su concepción del éxito y cambia la mirada respecto a la perfección.
Y es que cada vez es más fuerte la tendencia “a mirar hacia adentro”. Las personas, empiezan a reconocer cómo sus conductas contribuyen al statu quo, especialmente en cuestiones sociales.
De hecho, de acuerdo al reporte de tendencias 2023 de WGSN es cada vez mayor el porcentaje de personas que “está abandonando las industrias que producen altas emisiones de carbono para dedicarse a profesiones con bajas emisiones. Además, los estudios centrados en el clima son cada vez más numerosos”. E incluso, este año nos pone de frente a una nueva era de hiperrealismo en la que la “belleza sin glamour” será el concepto que comenzará a cambiar “el discurso de la industria con productos que llaman a los problemas por su nombre”.
Estos movimientos que suavemente empiezan al moldear la cultura, también empiezan a redefinir las formas de consumo de los usuarios y los modos en que se vincularán con las marcas.
Y es que el detox, la pausa, el descanso empezaron como una necesidad en términos de salud, pero están impregnando todos los ámbitos de la vida. En definitiva, una tendencia en alza que las PR no podrán dejar de mirar y seguir y a la que también deberán adaptarse.