Este robot de inteligencia artificial creado por OpenAI es capaz de contestar preguntas complejas y entregar resultados que en muchos casos son indistinguibles de lo escrito por un humano. La herramienta se presentó como prueba de concepto en 2023 y utiliza una fuente de datos que llega hasta 2021. Según la empresa creadora “Hemos entrenado un modelo llamado ChatGPT que interactúa de forma conversacional. El formato de diálogo hace posible que… responda preguntas de seguimiento, admita sus errores, cuestione premisas incorrectas y rechace solicitudes inapropiadas.”

No es la primera vez que se utiliza un sistema de inteligencia artificial para crear textos. Algunos medios de finanzas han utilizado estos robots para hacer un resumen diario del desempeño de acciones en la bolsa de valores en EEUU. Pero es la primera vez que el motor de inteligencia artificial es tan bueno que fácilmente puede engañar a un humano.

Las implicaciones son importantes, Microsoft anunció rápidamente que incrementaría su inversión en la empresa dueña de la tecnología. Esto implicaría que veremos productos de Microsoft con la capacidad de contestar preguntas complejas, un asunto más avanzado que Siri o Alexa.

El uso de ChatGPT en generación de contenido implicaría que el costo y rapidez con la que se puede crear un artículo disminuye de manera importante. No obstante no hay garantía de que el contenido sea exacto o necesariamente congruente con una línea editorial. Es decir, con ChatGPT veremos por primera vez un modelo de inteligencia artificial que podría influir en las acciones de un humano. Supongamos que ChatGPT decide que la mejor estrategia de alimentación incluye ayuno por 16 horas, entonces, sus recomendaciones incluirían ese línea de pensamiento de manera constante. Al tratarse de un producto que realiza la comunicación de manera impecable, sería difícil para un ser humano distinguir la recomendación de un nutriólogo de una máquina.

Esta idea se extiende a la política o temas como la seguridad. Al preguntar a ChatGPT si es seguro viajar a México la respuesta fue “México es un destino popular para los turistas, sin embargo, ciertas áreas del país han sido designadas como de mayor riesgo de delincuencia y violencia. Es importante investigar y conocer los riesgos específicos y las precauciones de seguridad para las áreas específicas que planea visitar”. Notarán que la respuesta es ambigua y podría lograr que México perdiera un turista. La respuesta fue curiosamente similar en el caso de la Unión Americana: “Estados Unidos generalmente se considera un país seguro para los turistas. Sin embargo, como cualquier país, tiene áreas con mayores índices de criminalidad y riesgos de seguridad.”

De manera inmediata surgen preguntas de índole éticas o legales. ¿Quién es responsable de las respuestas? La empresa creadora, la fuente de los datos o la persona que escribe la pregunta. En los tres casos habrá implicaciones trascendentales, si la recomendación termina en un mal diagnóstico médico, un consejo financiero o un asunto de salud mental. Por supuesto, el ChatGPT tiene implementado frases que la protegen como “no damos consejos de inversión”; no obstante, esta es la primera encarnación de muchas.
Si los modelos de procesamiento de lenguaje como ChatGPT se hacen más baratos de crear es lógico que reflejan el pensamiento de sus creados y en consecuencia las fuentes de datos que los alimentan. Es decir, esperamos en el cercano futuro chats que contesten preguntas con sesgos políticos de izquierda o derecha, asesores alimenticios a favor de ciertos alimentos. En consecuencia habrá una de las guerras de desinformación más grandes de la historia. Si para cada generador de contenido hay un motor de inteligencia artificial alimentando su idiosincrasia. Lo más grave es que no habrá forma sencilla de distinguir lo creado por un humano y lo escrito por un robot.

La salida es fomentar la investigación, comprobación de fuentes y el valor de la marca. Es el mejor momento para promover la confianza en los productos y servicios que cada empresa produce diariamente.