*Esta columna contiene material sensible, recomendado sĂłlo para mayores de edad o jĂłvenes bajo la supervisiĂłn de sus padres o tutores.
Este tipo de leyendas provocan dos cosas, una que el contenido sobre el cual advierten sea botado, cerrado, olvidado, censurado; o por el contrario, doblemente consumido, puede vender mucho más. La causa por la cual se deba prevenir responde generalmente a cuestiones legales, determinadas por el estado; en algunos otros casos por el prestador del servicio o producto.
Sin embargo cada vez estamos más cerca de que aparezcan diferentes versiones de este tipo en toda plataforma digital. La susceptibilidad de ofender se amplĂa con el pasar de eventos y se complica en lugar de evolucionar hacia lo sencillo. Primero, nuestra informaciĂłn no es segura. Segundo y más importante, las plataformas más populares, las sociales enfrentan ya una todavĂa joven crisis de privacidad muy importante, pues puede llegar a determinar el uso y permiso de mucho contenido digital.
En la medida que esto afecte a la sociedad no conectada a redes sociales, comenzará a modificar las reglas. Pongamos algunos ejemplos.
A principios de este mes en Nueva Escocia, Canadá, Rehtaeh Parsons una joven de 17 años se quitĂł la vida tras dos años de padecer inestabilidad mental que la llevaron a ser interna de un hospital y recibir diferente terapia y apoyo de amigos y familiares, todo tras una supuesta violaciĂłn sufrida cuando tenĂa apenas 15 años, por cuatro jĂłvenes de la escuela a la que asistĂa en aquel entonces. Uno de ellos tomĂł una fotografĂa del acto, y la distribuyĂł entre más compañeros, pronto extendiĂ©ndose más allá de forma viral.
La supuesta violaciĂłn sĂłlo puede ser llamada asĂ porque nunca se comprobĂł ni se hicieron cargos sobre los cuatro involucrados, la policĂa de Canadá no encontrĂł pruebas suficientes para levantar ningĂşn cargo, ni asalto, violaciĂłn, difamaciĂłn o siquiera pornografĂa infantil. Se alegĂł tambiĂ©n que fue con consentimiento y en la foto no se mostraba nada que demostrara estaba siendo forzada.
En el 2012 Amanda Todd también se quitó la vida, tres años (a sus 12 años) antes entró a un video chat para adolescentes y mostró su busto, se suicidó al ser chantajeada con esas imágenes.
La opiniĂłn que tengamos sobre las acciones de cada una de estas chicas es irrelevante. Incluso quienes concluyan que todas las aquĂ mencionadas fallaron y actuaron mal, no justifica el que hayan sido expuestas de tal forma. Cada una de ellas, asĂ como cada uno de nosotros, debiĂł haber vivido con sus acciones. En el caso de la joven Parsons, incluso si se hubiera comprobado que ella consintiĂł tener relaciones con los cuatro jĂłvenes, la distribuciĂłn de la fotografĂa debĂa consistir en alguna falta administrativa, el simple hecho de que ella fuera menor de edad lo convierte en un crimen. Lo Ăşnico que pasĂł fue que las imágenes fueron removidas de Facebook.
Apenas en Agosto del año pasado en Ohio, en el pueblo llamado Steubenville, dos jugadores del popular equipo de futbol americano de la escuela local fueron acusados de violar a una joven mientras el hecho era recontado en vivo en Instagram y Twitter por varios más. Incluso el popular grupo Anonymous ha declarado la guerra a varios de los jugadores del equipo tras ver que ninguna acciĂłn legal se derivĂł de la investigaciĂłn. Anonymous tambiĂ©n tiene en la mira por ejemplo a Hunter Moore, quien ha lanzado diferentes sitios calificados como “revenge-porn” (donde uno puede subir fotos y datos personales de ex parejas en posiciones sexuales o desnudos) por considerarlo inmoral y sin autoridad; aunque Moore ha sufrido varias demandas legales, es todavĂa un territorio gris y por ello ha logrado hacerlo.
Cada uno de estos ejemplos y muchos otros más merece mayor lectura y ojalá lo hagan, para entender más la vaga plataforma legal en la que nos encontramos, y en la fragilidad que se ha alcanzado en cuanto a privacidad. ÂżSe puede compartir todo? ÂżQuiĂ©n regula, quiĂ©n decide? Y tambiĂ©n, ÂżquĂ© está provocando todo esto? Aunque Amanda Todd no hubiera sido chantajeada, ÂżquĂ© la llevĂł a mostrar su busto en un sitio en lĂnea a sus 12 años? En el caso de Rehtaeh Parsons muchos otros jĂłvenes comentaron en redes, blogs y foros que ella parecĂa estarlo disfrutando, por lo cual era probable que lo hubiera pedido, y luego cambiado de opiniĂłn. Si asĂ hubiera sido, ÂżquĂ© les da derecho a juzgarla a ella como la mala del cuento? ÂżSomos todos susceptibles a que se muestre nuestra intimidad en la red?
Cada uno debemos reflexionar y seguir haciendo más preguntas, recordando que nos enfrentamos a plataformas sociales tanto como herramientas de mercado, y sabemos las restricciones de cada herramienta son dictadas por la sociedad, en esta ocasión pasará lo mismo aunque está siendo más escandaloso y grave.
Si quieren ver las fotos referidas pueden ir a este link, sĂłlo piensen si vale la pena, para quĂ© lo harĂan o si sĂłlo es morbo, pues nada van a contribuir en la lectura que tengan aquĂ ni en el juicio de valor que se hagan tras leer esto.