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Rodrigo Cordova

Mide lo que importa

El método OKR está diseñado para metas específicas como empresa, sin embargo, puede ser utilizado en cualquier rubro a largo o corto plazo.

Hay algo que tenemos en común todas las empresas de cualquier rubro y de cualquier tamaño en todo el mundo: Cumplir con éxito los objetivos que nos planteamos. Trabajar con métodos que nos permitan mejorar y cumplir lo que nos proponemos, es vital para poder medir el desempeño de colaboradores, áreas y empresas completas. 

Es sabido que Google ha apostado durante años por la metodología OKR, una empresa de ese tamaño y con ese éxito, nos invita a al menos saber de qué se trata y ya después a implementarlo en nuestras vidas, a nivel personal y a nivel empresarial. OKR fue conceptualizado por Andy Grove, ex CEO de Intel y adoptado y popularizado por John Doerr, quién lo introdujo a varias empresas entre las que destaca Google.

OKR es el acrónimo de Objectives and Key Results:

Objetivos: Son el ¿Qué? y son los objetivos principales que requieren alcanzarse en un periodo de tiempo establecido, deben ser agresivos en términos de sentirse incómodo, que nos hagan salir de nuestra zona de confort. Deben de ser escogidos con un buen análisis y que realmente sumen valor a lo que queremos como persona o empresa.

Resultados Clave: Son el ¿Cómo? Y son de 3 a 5 componentes medibles y que deben de ser revisados a conciencia durante su periodo para lograr los objetivos. Su meta es mostrar el avance, sin que se conviertan en innecesariamente complejos, por ello se establecen en 5 cómo máximo.

El método OKR está diseñado para metas específicas como empresa, sin embargo, puede ser utilizado en cualquier rubro a largo o corto plazo, esta metodología puede ser adoptada para quienes queremos bajar de peso, tener un hábito de lectura o simplemente querer ahorrar, el uso de los Objectives and Key Results se define con mucha mayor en el libro “Measure what matters de John Doerr.

Existe una historia que me gusta mucho y que ejemplifica el uso de esta metodología que proviene de Warren Buffet, uno de las personas más ricas del mundo, que puede considerarse el hombre que maneja el tiempo a su favor mejor que nadie, que mide y cumple lo que realmente importa. 

Un día, Warren estaba platicando con su piloto personal, Mike Flint, acerca de los objetivos de la vida, con la preocupación por la falta de enfoque que tenía en su vida personal y su carrera, Warren le pidió hacer un ejercicio que consistía de tres pasos:

El primero fue que Mike estableciera una lista con 25 objetivos, el segundo paso era revisar detenidamente para definir los 5 objetivos más importantes, al terminar, Mike tenía dos listas, la lista UNO con 5 objetivos y la lista DOS con 20 objetivos, en este tercer paso, Warren le preguntó a Mike que cual sería la estrategia que haría teniendo esas dos listas, Mike contestó con seguridad: “La lista UNO tiene los objetivos a los que debo enfocarme, y la lista DOS, contiene los objetivos secundarios, en los que trabajaré cuando tenga la oportunidad y que valen la pena en mi agenda y tiempo”.

Warren le contestó con energía: “No Mike, todo lo entendiste mal, todo lo que está en la lista DOS le llamaremos ‘Evitar a toda costa’, sin importar qué, no debes enfocarte en estos objetivos sin haber cumplido antes los primeros cinco de la lista UNO, esa lista es lo único que importa”.

Este ejercicio realizado por Warren Buffet es muy muy poderoso, por un lado, tenemos la lista UNO, de 5 objetivos, que al ser contrastados con la lista DOS con 20 objetivos, que son importantes y merecen nuestra atención, estos disminuyen su importante de manera considerable, al punto de volverse distractores y de quitarnos el foco a lo importante. 

Enfocarnos en los 20 objetivos de la lista se convierte en la razón por la que tenemos 20 proyectos a medio terminar en vez de darles total prioridad a los 5 y completarlos.

Eliminar es relativamente fácil, lo difícil es eliminar los objetivos que realmente nos importan pero que no dan resultados, es importante saber que incluso las acciones en apariencia inofensivas, nos quitan energía y atención, las distracciones más peligrosas son esas que amas, pero que no te aman de regreso.

James Clear, el autor del libro “Hábitos atómicos” tiene una buena frase para cerrar:

“Se desperdicia mucho más esfuerzo realizando tareas sin importancia, de lo que realmente se desperdicia haciendo las cosas ineficientemente. La eliminación es la forma más pura de optimizar”

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