Sin importar lo que hallemos por los pasillos de un supermercado, todo lo que encontremos a nuestro paso transmite una idea, aunque es imposible para nuestro cerebro dárselo a cada elemento a nuestro alrededor, más aún si se trata de marcas. Las marcas necesitan gente que sume vida, que las alimente y la conviertan en “entes” para que fluyan por las venas de los consumidores. Qué mejor que las nuevas marcas que se lancen al mercado estén basadas en ideas poderosas con la capacidad de invadir los pensamientos, y así aportar valor al “carrito mental” de los consumidores.
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