La elección para presidente de Brasil sigue abierta. En un primer encuentro celebrado el 2 de octubre, el actual mandatario, Jair Bolsonaro, un exmilitar de corte conservador, se enfrentó a un viejo conocido de los brasileños, su expresidente Lula Da Silva quien ya los lideró bajo banderas de izquierda entre el 2003 y el 2010.

El análisis de esta semana se enfocará en revisar el escenario en el que se desarrollará la segunda vuelta electoral, toda vez que en la primera, Lula superó por escasos cinco puntos porcentuales a Bolsonaro en un hecho que los lleva a un decisivo enfrentamiento en donde la economía se convierte en el factor que inclinará la balanza.

Una elección se gana interpretando lo que está en juego en una entidad y saber leer cuál es el issue que debe resolverse en la misma. Una buena lectura posibilitará al candidato que ofrezca las mejores soluciones llevarse el resultado sin dejar de considerar el factor emotivo que envuelve a todo proceso electoral.

Todo el proceso electoral, en el país más grande de América Latina, estuvo cargado de mensajes descalificatorios en donde el extremismo de Bolsonaro y el pasado reciente de Lula, mismo que estuvo preso durante 500 días por presuntos desvíos de recursos, han llenado la red temática política.

Sin embargo, a decir del analista Cristiano Noronha,– ¨difícilmente podrá anticiparse el resultado de esta contienda¨, toda vez que al quedar la primera vuelta tan cerrada en porcentajes, el futuro se eclipsa por ahora—

Desde hace treinta y tres años que no se desarrollaban unos comicios tan reñidos y polarizados, de tal forma que solo el electorado que no haya votado en la primera vuelta y algunos indecisos, podrán darle amplitud a aquel candidato que pueda sumar los votos junto con la tarea de convencer a los adeptos de Simone Tebet y Ciro Gomes aspirantes perdedores en la primera vuelta. El voto útil entra en escena.

La primera encuesta realizada después de la primera incursión comicial practicada por el grupo de medios GLOBO, Lula estaría llegando al 51% de la intención del voto y Bolsonaro tendría el 43%, sin embargo, la gran encuesta se realizará el próximo domingo 30 de octubre en donde se espera una cuantiosa votación dada la expectativa que ha generado el suceso que el mundo observa.

La economía, aspecto de mayor consideración en el ánimo de los brasileños, ha ido mejorando. La inflación se ha reducido hasta llegar 8.73% y el nivel de pobreza se ha estabilizado en el 29.6%.

El crecimiento se está estimando en un 2.7% y se han destinado más recursos para reactivar la economía y todo esto juega en favor del actual mandatario carioca.

De los últimos debates que se desarrollen en estas últimas tres semanas la franja de indecisos obtendrá renovada información que les permitirá inclinarse para cualquiera de las dos opciones.

En tanto, la batalla que se ha llevado a cabo en los últimos años en territorio latinoamericano, tendrá un nuevo episodio: la izquierda contra el modelo neoliberal y conservador.

Nos encontraremos más adelante.