Las razones de la apatía pueden ser varías. Para empezar la selección Mexicana de Fútbol se encuentra en el lugar número 12 de la FIFA, lejos del grupo élite y esto se debe a los malos resultados del tricolor y por supuesto que no lo digo yo, que sé poco del tema, sino las estadísticas: durante 2022 se han jugado 13 partidos, con seis triunfos, cinco empates y tres derrotas, lo que representa 59 por ciento de efectividad y mantiene a los aficionados de capa caída y con pocas esperanzas de que “El tri”, juegue el tan soñado quinto partido.
Claro que la poca efectividad es una buena razón para no tener en mente que México será anfitrión, finalmente cuatro años no cambiarán los resultados de décadas y sin importar que en el país se celebren algunos partidos, el representativo mexicano no tendrá buenos resultados.
Por otro lado, tener una sede compartida con otros dos países tan importantes quizá pueda opacar la participación mexicana, aunque en ambiente nadie nos ganará, la infraestructura de los estadios, la seguridad y la oportunidad de conocer Estados Unidos y Canadá pueden restar importancia a nuestro hermoso país, sobre todo para los viajeros internacionales.
Es la primera ocasión en que el Mundial de fútbol tendrá tres sedes y en el que 48 equipos lucharán por ganar la copa y como tradición, el país anfitrión obtendrá su clasificación automática a la copa, así que la buena noticia es que ni México, ni Canadá, ni Estados Unidos tendrán que jugar en las eliminatorias, ese factor puede restar presión a los jugadores (como siempre pretextan) y puedan concentrarse en los juegos mundialistas.
Además en 2026 se jugarán 80 partidos a diferencia de los 64 que se organizarán en Qatar; pero, sólo 10 se efectuarán en el país, en las sedes dispuestas en Guadalajara, Monterrey y la Ciudad de México, aunque serán los menos, la Federación Mexicana de Futbol calcula que los 10 partidos que tendrá México dejarán una derrama de 500 millones de dólares y generarán miles de empleos.
México hará historia y se convertirá en el primer país en recibir tres mundiales, ya que fue sede de los torneos de 1970 y 1986 lo que lo convierte también en el país con mayor experiencia respecto a sus otras dos sedes.
Para efectos de marketing la “venta” del evento se tiene que empezar a realizar desde el primer minuto después de terminado el mundial de Qatar, primero con relojes en cuenta regresiva, reportajes y un año antes se “calentará” la plaza con innumerables menciones del evento y seguramente México buscará estar a la par de los otros dos países, gigantes, por cierto, en todos sentidos.