Una de las definiciones del concepto “tiempo”: la medida del movimiento o el cambio. ¿Qué tanto cambiamos en un periodo específico?

En este sentido, si cambiamos poco, ¿el tiempo transcurre lento? Esta descripción Aristotélica respecto de lo que para él significa el “tiempo” nos coloca entre dos paredes al momento de la autocrítica o la evaluación de nuestros resultados en torno de uno o varios procesos dentro de la organización.

“El tiempo corre, y no sé si avanzo”. En una de las charlas dentro de uno de mis chats: ¿cómo estamos midiéndonos? Son acaso los logros o el recorrido, saltar del origen al destino implica en todos los casos recorrer un trayecto, y en el ideal de estos, la distancia más corta es la línea recta, y decimos ideal porque así aparece en la mayoría de los esquemas en las presentaciones.

Por supuesto, al momento de emprender, la línea que se va configurando dista mucho de ser una recta, incluso se van dibujando algunas vueltas en “U”. Graficarlas o suponerlas, ¿gravita en una atmósfera idealista o de realismo? Elegir una de las dos opciones cuando se plantean objetivos particulares dentro de un propósito, va dependiendo de las personalidades, pero sobre todo de los hechos de cada caso; la tarea de identificarlos dentro de un proceso es una tarea de optimistas y pesimistas.

Son pocas las páginas en el “Buen libro” que se dedican a un protagonista como Noé, en el texto se dice que vivió novecientos cincuenta años, sí, más de nueve siglos, algo así como 12 veces el tiempo promedio de vida actual en nuestro país. ¡Imagina tener periodos de reflexión y replanteamiento por decenas o veintenas de años! Podría decirse que un obstáculo en la ejecución de proyectos es el tiempo.

¿Cómo medir lo que hacemos? Una recomendación: “dejar de medir lo que no hacemos”. En el caso de los que eligen la academia profesional, deberán invertir al menos 17 años en promedio en la obtención de un título universitario y por lo menos 20 si deciden el perfeccionamiento mediante un posgrado; lo que nos deja con tan solo medio siglo para cumplir o tratar de cumplir algunas de las metas profesionales y personales que nos vamos planteando. Bastante menos tiempo del que tuvo el constructor de la gigantesca barca que salvó nuestra especie.

La idea de crear dentro de una organización parece tan solo la idea de construirnos a través de otro. Al final, solo podría tratarse de ser nosotros dentro de un algo que nos represente aunque sea un poco. Dibujarnos como un recipiente que vamos alimentando de cualidades al paso del tiempo en similitud a los procesos, procesos de los que se espera un resultado, podría ser el espejo de lo “no logrado”. Tener siglos para corregirnos y reconstruirnos, hoy no es una oportunidad que tengamos a la vista, y de ningún modo esto significa que debamos correr en vez de trotar lento cada proceso que se emprende.