Te mostramos las cifras de las pérdidas financieras que las víctimas de delitos en internet reportados al FBI han sufrido.
En la actualidad vivimos en un mundo donde el sector digital se encuentra en constante interacción dentro de la cotidianidad de la mayoría de la población alrededor del planeta en sus diferentes presentaciones, como bien lo pueden ser las smartphones, relojes inteligentes, smartphones, conexiones a internet y demás oportunidades se refiere.
Tan solo para tener en cuenta qué tanto influye la tecnología en nuestras vidas, valdría la pena recordar que, de acuerdo con información de Digital 2022, aproximadamente el 62.5 por ciento de la población mundial ya se encuentra navegando por internet, donde sus usuarios permanecen navegando en este durante 7 horas diariamente en todo tipo de dispositivos.
Ante la evolución de los hábitos de consumo hacia el consumidor digital, todo tipo de empresas, negocios y personas, han encontrado en la digitalización una buena manera de desarrollarse social y laboralmente; no obstante, esto también ha provocado el “nacimiento” de la delincuencia digital, donde temas como el ciberterrorismo, ciberataques y ciberseguridad, han sido rubros bastante sonados.
De acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estima que haya un ciberataque cada 39 segundos, donde algunos sufren más que otros (dependiendo del tipo de datos que se vean comprometidos), provocando que numerosas empresas, organizaciones e instituciones, se vean obligadas a aumentar sus indices de ciberseguridad y apostar por alternativas que busquen erradicar este tipo de situaciones, en medida de lo posible.
Existen diferentes actos de ciberdelincuencia, como fraudes por correos electrónicos e internet, fraude por identidad, robo de datos financieros o de tarjeta de pago, robo y venta de datos corporativos, ciberextorsión, cryptojacking, ciberespionaje, entre demás tipos de actos que, si son descubiertos, podrían ameritar una considerable suma monetaria como consecuencia. De acuerdo con la Organización de los Estados Americanos (OEA), en América Latina y el Caribe, el costo de un ciberdelito puede llegar a ser de entre los 15 mil millones de dólares y los 30 mil millones de dólares, dependiendo del nivel de gravedad.
Si bien este tipo de actos pueden llegar a victimizar a los usuarios más “expuestos”, marcas de calibre mundial con altas inversiones en ciberseguridad también se han vuelto en este tipo de problemáticas, tal como demostró hace algunos años PlayStation Network cuando sus usuarios no pudieron conectarse para jugar en línea durante 23 días; asimismo, Uber en su momento tuvo una crisis donde los ciberdelincuentes obtuvieron los nombres, licencias, correos y números de celular de los usuarios que había utilizado sus servicios.
Este tipo de actos obligaron a las compañías (dañadas e intactas) a aumentar sus esfuerzos en ciberseguridad, así como a la creación de nuevos softwares que resguardaran sus bases de datos en caso de convertirse en una víctima más de este tipo de delincuencia digital.
A pesar de esto, no cabe duda de lo que un acto de ciberdelincuencia es capaz de causar en la economía de una empresa, persona o inclusive un país.
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