El trabajo independiente cada día adquiere más relevancia en una sociedad con más millennials y genZ conviviendo en un mundo creciente de tecnologías digitales que posibilitan la autonomía laboral. Según Statista (2021), aproximadamente 68 millones de trabajadores en los Estados Unidos trabajan por cuenta propia, y para 2028, prevé que la población de trabajadores independientes en los EE. UU. alcance los 90,1 millones.
Todo indica que más trabajadores jóvenes se alejan del modelo tradicional de “éxito profesional” reflejado en ese anhelado contrato indefinido con ingresos estables en una gran empresa. Ahora estos jóvenes se inclinan por modelos alternativos propios del trabajo autónomo.
Con la pandemia, gran parte de las compañías se vieron en la obligación de modificar las relaciones de trabajo, comenzando por el teletrabajo y luego por trabajo autónomo. En otras palabras, entramos en un terreno altamente fértil para el desarrollo de las economías de concierto (gig economy).
¿Qué significa economía de concierto?
Acorde con el Gobierno del Reino Unido, la “economía de trabajos temporales o economía de concierto, implica el intercambio de mano de obra por dinero entre individuos o empresas a través de plataformas digitales que facilitan activamente la correspondencia entre proveedores y clientes, a corto plazo y pago por tarea.”
¿Cuál es el futuro de las economías de concierto?
El futuro de este tipo de economías impone grandes desafíos a los departamentos de recursos humanos, dado que estos departamentos deberán abarcar mucho más allá de sus roles tradicionales, para transformarse en áreas funcionales bastante más versátiles y con una capacidad de gestión ágil del talento humano. Todo esto obligará a las organizaciones a adoptar nuevas tecnologías, herramientas y procesos idóneos para un entorno laboral de concierto.
Con el desarrollo de las economías de concierto, surgirán nuevas oportunidades de empleo y nuevos estándares de bienestar para trabajadores independientes, así como nuevas leyes laborales.