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Todas las sedes del grupo Ogilvy UK deberán acatarse a un nuevo proceso de influencer marketing.
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La agencia de publicidad global apuesta por una creatividad y la comunicación sin estereotipos.
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Influyentes contratados para esta labor no podrán editar sus imágenes por “estándar de belleza”.
La agencia británica de publicidad, Ogilvy, ha dado un paso más hacia la nueva era del influencer marketing al rechazar la idealización de los estándares de belleza entre los actores que promueven su imagen. El impacto social con el que busca llegar a las nuevas audiencias empezará, de inicio, con la negativa de trabajar con influencers que editen sus cuerpos o rostro en campañas creativas.
Durante una entrevista a The Drum, el jefe de influencia de Ogilvy en Reino Unido, Rahul Titus, aclaró que la medida fue analizada en relación a los daños a la salud mentar “sistémicos” que han generado las redes sociales, por lo que a partir de ahora de tomará como base el lado auténtico del marketing y sin escenificaciones dañinas e irreales.
“Como especialistas en marketing, agencias y marcas, tenemos el deber de cuidar a la próxima generación de personas para que no crezcan con las mismas cosas que estamos viendo ahora”, expuso el experto.
La política de Ogilvy deriva del “proyecto de ley de imagen corporal alterada digitalmente” que se discute en Reino Unido para evitar que una persona influyente promueva contenido editado, pues cada vez son más las marcas que buscan imágenes de figuras públicas auténticas y sin editar, pero que siempre terminan recurriendo a campañas y discursos equivocados en lugar de dar un cambio radical en la industria.
“Se ha investigado mucho sobre esto. Hemos estado trabajando con nuestro equipo de ciencias del comportamiento y hablando con muchas personas influyentes y hemos dedicado mucho tiempo a descubrir cómo hacer que funcione“.
“Es fácil para nosotros sentarnos aquí y decir: ‘hay un problema sistémico, por lo que no vamos a trabajar con este tipo de personas influyentes’, pero esa no es la solución y no logrará el cambio que queremos ver. Así que vamos a tomarnos el tiempo y consultar a nuestros clientes y poner en marcha el plan”, dijo Titus.
Esta prohibición se empezará a aplicar en todas las partes del mundo donde opera el grupo Ogilvy UK, agencia reconocida que cuenta con clientes y marcas grandes, como Dove, de Unilever, quienes fueron los primeros en aplaudir esta medida y sumarse a los nuevos conceptos del influencer marketing.
“Estamos encantados de ver a nuestro socio Ogilvy abordar este tema. Dove solo trabaja con personas influyentes que no distorsionan su apariencia en las redes sociales, y junto con Ogilvy y nuestra comunidad de personas influyentes, hemos creado varias campañas que celebran la no distorsión digital”, secundó Firdaous El Honsali, Vicepresidente global de Comunicaciones Externas y Sustentabilidad de Dove.
Los influencers que Ogilvy sí quiere
La nueva medida de la agencia de publicidad para evitar promover estereotipos dañinos y romper con la viralización de prácticas de belleza idealizada se presentará, primero, mediante una consulta de marcas y personas influyentes en política, y, segundo, con la prohibición total –que empieza en mayo– de nuevos proyectos y campañas.
No obstante, será diciembre el mes en el que se finalice por completo la edición del contenido patrocinado o pagado en las activaciones de personas influyentes, puesto que la pila tecnológica InfluenceO detectará cada vez que una imagen sea retocada más allá de lo permitido: contraste o brillo.
“Necesitamos educar a nuestros clientes para darles a los influencers la libertad de expresarse un poco más”.
“Los clientes lo quieren, la industria lo quiere, los influencers generalmente están contentos con él, entonces, ¿por qué no lo hemos hecho antes?“, determina Titus.
Aunque el líder de la mercadotecnia sabe que este cambio requerirá de tiempo, espera que sus auditorías de diversidad interna trimestral tengan el propósito de mejorar este factor social también en las personas influyentes que trabajan con ellos y, después, se genere una reacción en cadena entre sus colegas creativos del mundo y con las mismas marcas.
“Estamos hablando de revertir 10 años de comportamiento en las redes sociales y eso no sucederá en dos meses. Sabemos que con lo que estamos implementando no veremos ningún beneficio inmediato durante los próximos cinco años. Es un proyecto demasiado grande y está bien”.
El directivo de Ogilvy sabe que en política este cambio puede ser abrupto y menos aceptado, pero confía en que la exigencia de los mismos consumidores y ciudadanos será la que los obligue a generar ideas sin la necesidad de manipular la realidad.
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