La historia de un jefe en China se está difundiendo con rapidez en redes sociales al marcar la pauta de lo que está permitido y lo que podría violentar los derechos humanos a la hora de medir el rendimiento de sus empleados.

Y es que las grandes innovaciones tecnológicas ayudan a agilizar los procesos laborales de casi todos los sectores industriales y económicos, pero también dan más herramientas a los empleadores para supervisar a sus trabajadores, abriendo un debate ético y moral sobre el límite al que deberían llegar para no transgredir sus garantías individuales.

Esto, ya que aunque empresas tienen derecho a vigilar el uso que se le da a los bienes de propiedad prestados para ejercer sus labores profesionales, las leyes de privacidad “blindan” algunos casos de comunicación durante el horario laboral y por medio de estos aparatos; no obstante, monitorear la “productividad” de los empleados a través de aparatos externos a la compañía sí puede ser tipificado y considerado una “acción de mala fe” contra su libre expresión y personalidad.

Por ejemplo, mientras que la supervisión con cámaras de seguridad en espacios comunes y el registro de computadoras, correos electrónicos institucionales e internet se encuentran avalados por la ley –con limitantes–, otras actividades como conversaciones privadas, escritorios bajo llave y el uso de electrónicos personales tienen protección de privacidad reconocida por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS).

El mundo pasa una media de 6 horas y 43 minutos al día conectado a Internet, por lo que la cantidad de datos personales que circula en la web es impresionante y sensible, lo que ha acrecentado la preocupación por el uso de información en sitios de tráfico, empresas o redes sociales.

Jefe solicita a sus trabajadores capturas de pantalla de sus celulares

Un trabajador de Wuhan denunció en redes sociales a su jefe luego de que se sintiera agredido y perseguido con la nueva disposición laboral que este adoptó.

De acuerdo con el relato difundido en Weibo, el empresario dio la orden de enviar capturas de pantalla de sus celulares al finalizar cada jornada laboral, con el fin de ver el consumo de su batería y poder “medir el rendimiento” de sus trabajadores de acuerdo al tiempo que pasan revisando sus notificaciones, contestando mensajes o usando aplicaciones.

El jefe argumentó que necesitaba conocer qué tanto utilizan sus smartphones en horario laboral, para delimitar la atención que le ponen a sus actividades. Es así como todos los empleados deben ingresar a la configuración de su teléfono móvil y mandar una foto del menú antes de irse a sus casas.

No obstante, medios locales reportaron este caso y generaron polémica entre los líderes chinos que buscan romper con los estereotipos y malas prácticas de “esclavitud” con la que el mundo los visualiza hace décadas.

Esto hizo que el supuesto jefe saliera a la luz y se defendiera diciendo que en ningún momento su intención fue violar la privacidad de sus trabajadores al pedirles las capturas de pantalla de su teléfono, pues, según su testimonio, sólo quería crear conciencia y evitar que utilizaran el celular durante el trabajo para aumentar su rendimiento laboral.

Y aunque la aclaración se hizo, la orden de trabajo causó tanta indignación en redes que internautas generaron comentarios de rechazo y “boletinaron” a la empresa con frases como:  “Es escandaloso. Cuando una empresa comienza a hacer cosas como esta generalmente significa que va cuesta abajo. Puedes comenzar a planear en cambiar de trabajo” y  “Es una clara invasión a la privacidad”.

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