-
Indigna a juez la forma en que mujer decidió sacar su frustración ante el desempleo, la depresión y la crisis sanitaria.
-
Castigan en Reino Unido el acto en el que tienda de supermercado fue afectado por más de 265 mil pesos de mercancía.
-
La obligan a tomar rehabilitación y mejorar la forma en que se expresa de los empleados para atacar su racismo.
Una mujer, identificada como Barbara Stange-Álvarez, tuvo un supuesto ataque nervioso derivado del confinamiento y la crisis sanitaria y decidió destruir, en menos de 5 minutos, la sección de botellas con alcohol de una tienda.
Empleados de un supermercado en Stevenage, Reino Unido, grabaron el momento en que, con un brazo, la mujer derribaba cientos de botellas de los estantes, con un valor aproximado de 265 mil 367 pesos mexicano, y luego las pateaba para hacerse espacio. El hecho fue reportado por The Sun.
En el clip se puede observar cómo Barbara incluso se cae y se corta el brazo con una de las botellas rotas y, al ser detenida todavía lanzó insultos raciales contra los agentes de seguridad del hospital donde atendieron su herida.
Ahora, Stange-Alvarez compareció ante un Tribunal, donde se declaró culpable de los daños criminales y por asalto común con agravantes raciales. La jueza de distrito Margaret Dodd ordenó pagar una compensación a la tienda Aldi, equivalente a 6 mil 750 dólares.
“Se dirigió directamente al pasillo donde está el alcohol y procedió a sacar cientos de botellas de alcohol del estante”, dijo la fiscal Clinton Hadgill durante la narración de hechos.
Además, cuando los policías llevaron a la mujer al Hospital Lister en Stevenage para curar la cortada en su brazo, esta lanzó insultos del tipo: “Ustedes, indios. Pago mis impuestos para que estés en este país. Vuelve a tu propio país, odio a los indios”.
Más tarde, la mujer achacó su acción a los problemas de salud mental que le había provocado el no poder trabajar, así como una fuerte depresión y una relación abusiva durante el aislamiento por la pandemia de Covid-19.
En una entrevista incluso dijo que había visitado una clínica local porque sentía que “perdió la cabeza” al luchar durante su desempleo y las repercusiones económicas del virus.
Sin embargo, la juzgadora Margaret Dodd le dio crédito por aceptar su error y declararse culpable, aunque no dejó que se justificara el hecho al considerar que “mucha gente había estado en una situación similar durante el año” y no habían cometido actos criminales.
Además, agregó que fue deplorable la forma en que trató a los guardias de seguridad, con dichos “perturbadores e hirientes”, personas que sólo hacían su trabajo y terminaron, además de agredidos, discriminados racialmente.
Por esa razón, a su vez, le dictaron una sentencia de cárcel de 12 semanas, que fue suspendida por 18 meses.
Stange-Alvarez ahora tiene la obligación de tratar su salud mental y, como requisito, acudir a algún tipo de actividad de rehabilitación donde trabaje con el personal y mejore sus habilidades de comunicación y pensamiento,
Ahora lee:
Tiktoker transmite mientras conduce ebria y seguidores no perdonan irresponsabilidad
LEGO y derechos de autor: el desafío de crear réplicas de series como Queer Eye
Neymar está viendo Rebelde en Netflix y de esta manera reveló su fanatismo