Pocas personas representan a México en el mundo, en el plano de la música popular aún contábamos con Vicente Fernández quien recorrió la orbe cantando con traje de charro conformando la imagen de todo un país a través de su voz. 

Hijo de un ranchero y un ama de casa, nació en 1940, en ese momento pocos imaginarían que de ese hogar humilde de Jalisco saldría quien fue considerado por el periódico nacional “The Houston Chronicle” como “El Sinatra de las Rancheras”, entre otros muchísimos logros. 

Vicente alcanzó hacer de su nombre e imagen una marca solida: Determinó un estilo en su forma de hablar, de cantar y de vestir, reforzando la imagen del charro mexicano pero a comparación de otros personajes duros empatizó con los sentimientos del público masivo. Chente lloró con todos nosotros alrededor de una fogata, durante un duelo por la pérdida de un familiar o en una buena guarapeta. 

Vicente Fernández definió, quizá sin saberlo, un elemento diferencial a todos los cantantes de ranchero: la autenticidad, con lo que logró la credibilidad y también lo más importante y difícil de conseguir: el cariño del público. 

Una de las lecciones más importantes que dejó en la construcción de una imagen exitosa, consistente y estructurada previamente es que nunca utilizó el “ruido social”, nunca trató de impresionar o de que se hablara de él desde el escándalo. 

Por otro lado, destacó ampliamente sus puntos fuertes: su voz, su familia y el amor por su tierra y estos dos últimos elementos son fundamentales para las familias en México y por lo tanto, también para el consumo. 

Añado tres elementos más que permanecieron desde el principio hasta el final de su carrera: honestidad, pasión y constancia, cada uno fundamental para lograr el éxito. Nunca fue una llamarada de petate, laboró incansablemente en 25 películas y grabó cerca de 100 álbumes en 55 años de carrera.

Como muestra del éxito de esta marca, Vicente vendió más de 75 millones de discos por todo el mundo. Sinatra y Fernández  tienen una ruta paralela, mientras Vicente Fernández fue el rey y un icono de reconocimiento instantáneo en el mundo de las rancheras mexicanas, Sinatra lo hizo como ícono de la música norteamericana. Ambos compartieron el vivir “a su manera”. 

Incluso en los momentos críticos dio la cara como cuando fue acusado por tocar de manera indebida a una mujer, Vicente ofreció una entrevista y dio la cara enfrentando la crisis. 

Como si hubiera estado planeado, su muerte el 12 de diciembre coincidió con el Día de la Virgen de Guadalupe y por ello, vivirá en la memoria colectiva de los mexicanos y pasará de ser una gran marca a ser una leyenda.