El sector privado mostró un fuerte compromiso con casi 500 empresas de servicios financieros mundiales que acordaron alinear 130 mil millones de dólares -alrededor del 40% de los activos financieros del mundo- con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
Desde el 2019, la inversión responsable con un enfoque en los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), ya era una preocupación importante para las empresas de todo el mundo. Pero desde entonces, ha rebasado a la comunidad financiera y ha llegado a la conciencia del público.
Para ser claros, ASG no es simplemente “responsabilidad corporativa” con un nuevo nombre. La responsabilidad corporativa es el esfuerzo general de una empresa por hacer lo correcto y tener una influencia positiva; por hacer lo correcto con sus empleados, el medio ambiente y ser ético y transparente. ASG, va más allá, pues mide las actividades en torno al medio ambiente, la gobernanza y las actividades sociales, proporcionando una evaluación más precisa de las acciones de la empresa que se incluyen en su evaluación financiera.
Como resultado, hoy en día, se ha convertido en una prioridad para un universo más amplio de partes interesadas y no limitada para los inversores. Y estén conscientes o no, los consumidores y los empleados utilizan su percepción sobre el impacto de las empresas en la sociedad, para decidir dónde deben comprar o trabajar.
A medida que las empresas resurgen de la actual crisis económica y sanitaria, será fundamental incorporar factores ASG en sus planes de negocio. La frase “Buidl Back Better” (Reconstruir mejor) que acuñó el presidente Joe Biden en su programa de reactivación económica, es más que un simple eslogan: es un reflejo de los valores de una empresa, desde su propósito principal hasta sus comunicaciones públicas y su visibilidad.
Diversos estudios han revelado que el público juzga a las empresas por lo bien que protegen a sus empleados, seguido de cómo ayudan a sus comunidades. Los riesgos no podrían ser mayores. Una encuesta reciente en el Reino Unido encontró que el 56% del público en general dejaría de usar los productos o servicios de una empresa si estuviera decepcionado con la respuesta de la empresa al COVID-19.
Sin embargo, la otra cara de este riesgo es la oportunidad. Cuando las personas saben que una empresa ha respondido bien al COVID-19, el 67% comenzará a comprar productos o servicios de esa empresa y el 68% la recomendará activamente.
Considere cómo todos los factores ASG actúan en conjunto para afectar su reputación: una empresa no puede considerarse ética, por ejemplo, si está dañando el medio ambiente. Del mismo modo, las empresas que descuidan la diversidad y la inclusión lo hacen bajo su propio riesgo; un incidente de discriminación racial o de género puede arruinar la reputación de una empresa.
Ahora es el momento de actuar. Las empresas que no se adapten a esta realidad cambiante corren el riesgo de dañar su reputación precisamente en el momento en que menos pueden permitírselo. Al hacer de las preocupaciones de ESG una parte integral de sus planes de negocio, las empresas pueden salir de la crisis actual con una reputación mejorada si atienden las expectativas cambiantes del público.
