La emergencia sanitaria global del último año y medio obligó a la mayoría de las empresas, tanto de México como del mundo, a replantear sus estrategias de transición hacia una digitalización exhaustiva sin importar su giro o tamaño. El confinamiento generalizado ocasionado por el Covid-19, conocido también como The Great Lockdown, llevó los espacios de trabajo tradicionales al hogar y poco a poco las empresas tuvieron que adaptarse a estas nuevas dinámicas.

Con frecuencia se habla de que esta emergencia derivó simplemente de empezar a usar software de videollamadas para el trabajo colaborativo. Nada podría estar más lejos de la realidad. La misma pandemia puso al descubierto que las empresas que ya llevaban años preparándose para su transformación digital lograron enfrentar la crisis de manera más resiliente que quienes tuvieron que hacerlo de imprevisto.

Una buena estrategia de digitalización empresarial no se hace de la noche a la mañana. Requiere de investigación, protocolos, análisis de fortalezas y debilidades y, sobre todo, de un equipo sumamente talentoso para llevar a buen puerto uno de los principales motores de desarrollo para cualquier empresa en el siglo XXI, uno tan desenfrenado que los avances de hoy pueden parecer obsoletos en tan sólo unos meses.

En ese contexto, el rol del Chief Technology Officer (CTO), o Director de Tecnología, se ha convertido en pieza clave para el éxito de cualquier negocio que pretenda florecer en medio de tanta incertidumbre e innovación rampantes. Por tanto, la elección de ese puesto debería ser de suma preocupación para los consejos directivos y administrativos de todas las compañías.

¿Qué hace un CTO?

El CTO es un puesto ejecutivo, de alta gerencia, en el que recaen responsabilidades relacionadas con temas de ciencia y tecnología, trabajando muy de la mano de los equipos encargados de las tecnologías de la información de una organización.

No se trata sólo de incorporar tecnología sin dirección o guía claras, un CTO eficiente comanda un equipo técnico encargado de la investigación y desarrollo de proyectos; por un lado, de desarrollo de productos y servicios para ofrecer al mercado, y por el otro, de eficientar procesos de transformación digital al interior de la empresa.

El CTO debe ser capaz de convertirse en un líder e interlocutor con todas las áreas del negocio, su papel no se reduce al de un consejero técnico; sino al de un elemento que puede rediseñar las estrategias de una empresa con apoyo de nuevas tecnologías disruptivas. Su rol está alineado a impulsar a la marca de forma estratégica, a través del desarrollo e implementación de proyectos multidisciplinarios.

El CTO, en suma, se vuelve la piedra angular de la innovación y competitividad de una empresa en el siglo XXI, en la medida que la digitalización es, sí o sí, una prioridad de casi todos los sectores e industrias hoy en día.

A la caza del talento ideal

Hoy más que nunca las empresas deben de preocuparse y ocuparse porque estos puestos sean ocupados por personas con un perfil altamente calificado, porque sólo así podrán asegurar que su transformación digital estará liderada por profesionistas con las habilidades necesarias para llevar a la empresa al siguiente nivel.

Gracias al desarrollo de industrias especializadas y un ecosistema vibrante de startups tecnológicas en México, la demanda de talento altamente capacitado va a la alza.

México cuenta con más de 650 mil profesionistas en Tecnologías de la Información (TI), tiene una fuerza laboral en el sector que se expande 3 veces más rápido que el promedio mundial y el 20% de los graduados del país cuentan con títulos en TI. Esto habla del alcance del talento nacional.

Las empresas mexicanas comienzan a darse cuenta de la importancia de tener recursos humanos de punta en sus filas para que puedan prosperar, pero también las universidades se han convertido en verdaderos semilleros de jóvenes talentosos en TI, ellos serán quienes desde su formación comenzarán a formar los cimientos de una generación de empresas, más digitalizadas y resilientes.

Con el ojo puesto al futuro

Actualmente, hay un contexto idóneo para que las empresas elijan adecuadamente a sus capitanes tecnológicos, la apuesta es verdaderamente grande y va mucho más allá de incorporar a un nuevo miembro, el CTO correcto puede hacer mucho por una empresa y brindar claridad sobre las estrategias futuras y presentes. Los resultados de un buen elemento son visibles en el corto plazo, pero en el largo plazo son inquebrantables.