Sin acceso a todos los mercados internacionales y en medio de las sanciones impuestas por Estados Unidos a quienes compren crudo de Venezuela, el país sudamericano firmó en 2020 un contrato con una compañía local para intercambiar de forma directa petróleo por comida.
Según reporta Reuters, la petrolera estatal PDVSA firmó el acuerdo en diciembre del año pasado con el objetivo de intercambiar seis millones de barriles de crudo (que valían unos U$S 270 millones) con una compañía poco conocida llamada Supraquimic. Esa empresa le entregó al gobierno de Nicolás Maduro alimentos a cambio.
Sin embargo, según Reuters, el acuerdo colapsó cuando PDVSA acusó a dos de los ejecutivos de Supraquimic de tergiversar las ganancias.
El objetivo de la estrategia de Venezuela es seguir exportando petróleo, activo clave de la economía de ese país, a pesar de las sanciones de Estados Unidos.
Nadie del gobierno de Venezuela quiso hablar del tema. Ni PDVSA ni los distintos ministerios involucrados. Tampoco la justicia.
Maduro ha calificado en otras ocasiones a las sanciones de Estados Unidos como ilegales y culpa al gobierno de ese país por los problemas de Venezuela.
El contrato con Supraquimic demuestra que sin otra alternativa económica a la vista, el país está sobreviviendo con el trueque de crudo.
Maduro incluso habló el año pasado de usar petróleo para adquirir vacunas contra el covid-19.
El antecedente tiene que ver con el comercio internacional. En 2019, con Donald Trump en el gobierno de Estados Unidos, la Casa Blanca incluyó a PDVSA en la blacklist de empresas con las que no se pueden hacer negocios.
Para sortear este escollo, surgieron una serie de empresas nuevas, sin experiencia petrolera, que le compran crudo a PDVSA y luego lo venden en Estados Unidos.
En ese conjunto de compañías hay firmas mexicanas y rusas, dice el informe de Reuters.
Esta estrategia está dando buenos resultados, ya que la inclusión de nuevos actores le ha permitido a Venezuela hacer crecer drásticamente las exportaciones de petróleo en 2021, según informes de la propia PDVSA y de la consultora Refinitiv Eikon.