Mientras la variante delta de covid-19 avanza en el mundo, especialmente en los Estados Unidos, también crece la discusión sobre la obligatoriedad que están imponiendo algunas empresas a sus empleados respecto de la vacunación.
Compañías como Alphabet, Walmart y Facebook, por ejemplo, ya han confirmado que no permitirán que empleados no vacunados trabajen de forma presencial y, en algunos casos, han dicho que si deciden no vacunarse y hacer home office, les reducirán el salario.
Otras firmas, como CNN, por ejemplo, fue más allá y despidió a tres trabajadores luego de que se descubriera que asistieron a las oficinas sin estar vacunados con ninguno de los fármacos habilitados: Pfizer, Moderna y AstraZeneca, por ejemplo.
En este contexto, está surgiendo un problema en la relación empresa-empleado: la religión.
Es que la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC) de Estados Unidos puntualizó excepciones que los empleadores deben cumplir para el personal que no puede ser vacunado por razones médicas o para los que se niegan a vacunarse debido a “creencias religiosas”.
Para los especialistas en recursos humanos en grandes empresas, se trata de un tema muy delicado para ambas partes.
La religión, muy tenida en cuenta durante décadas para las contrataciones, hace mucho tiempo que ya no es un punto de discusión. Sin embargo, con el proceso vacunatorio a mitad de camino y los casos de covid-19 en alza, el escenario se está tensando.
No hay una política expresa ni clara al respecto, tanto en los Estados Unidos como en la mayor parte del mundo.
La disponibilidad de vacunas contra el coronavirus en los EE.UU hizo que las infecciones bajaran notablemente en el primer semestre de 2021, pero por impulso de la variante delta, el promedio de siete días de nuevos casos diarios ha aumentado un 33 por ciento.
La EEOC define la religión de manera amplia para incluir creencias morales y éticas e incluso puede incluir la oposición a recibir inyecciones de ciertos químicos, publica Reuters.
El tema está abierto y seguramente será discusión por meses en el seno de los departamentos de recursos humanos de las empresas.
Es que como empleador, es complicado preguntar si un empleado tiene una creencia religiosa que le impida aplicarse una vacuna. Además, es difícil saber si el empleado es sincero o simplemente está mintiendo.
Los expertos dicen que los empleadores deben tener cuidado de no parecer que están invadiendo la privacidad de los trabajadores o acosándolos y las empresas deben ser conscientes de que las opiniones religiosas de los empleados pueden cambiar con el tiempo.
Antecedentes en empresas
Hay antecedentes en esta materia en Estados Unidos.
En 1990, Alina Glukhovsky fue despedida de una empresa en Chicago porque se negó a trabajar en la festividad judía de Yom Kipur.
Demandó y en el juicio dijo que antes (en 1982, cuando comenzó a trabajar) no era particularmente religiosa, pero sus creencias cambiaron después de la muerte de su padre y del nacimiento de un hijo. La Justicia falló a su favor.