Permítame invitarlo a ubicarse en tres momentos de micro-sufrimiento cotidiano:
1) Es domingo por la noche de usted va llegando a casa, quizá regresando de un viaje o de una cena familiar y antes de mentalizarse para retomar sus actividades del lunes, lo invade esa clásica pregunta retórica “¿por qué el fin de semana no dura más? “
2) Son seis de la mañana y justo cuando suena la alarma, comienza una “pelea” entre dos contendientes de clase mundial en el ring de nuestra mente: los famosos 15 minutos extra en cama contra levantarse e iniciar el día.
3) Hora de comer y ese postre delicioso que se atraviesa en la mesa justo en medio de nuestra dieta. Es momento de tomar una decisión: lo ignoramos o cedemos a nuestra tentación.
Poniendo a un lado la necesidad, donde cualquier árbol de decisión se rompe, los tres ejemplos anteriores tienen un punto en común: la disciplina y de eso le quiero platicar hoy en el entorno del AgroMarketing.
Le puedo decir con conocimiento de causa que la gente que trabaja en el campo tiene inserta la disciplina en el ADN, esa facultad de ir más allá y dar un extra cuando parece que no hay más fuerza emocional para lograr sus objetivos, independientemente de las horas que dedica a su trabajo.
Cómo luce la disciplina
Si bien en otras entregas le he compartido la manera en que la innovación reta al status quo, hoy le quiero contar del valor de seguir un plan, de ese balance que implica apegarse a lo acordado e incluso, al aspecto emocional que deriva en hacer las cosas con ese motor interno que nos mueve, pero que también se practica y se entrena.
No hay descanso: He tenido la fortuna de recorrer México de norte a sur e incluso de conocer a agricultores de varios países y nunca me he encontrado a uno que no quiera trabajar. No solo le hablo del productor tecnificado que cuenta con un equipo de trabajo, sino de aquel que es agricultor por las mañanas y chofer de taxi por las tardes porque necesita diversificar su ingreso.
En ambas realidades, el agricultor tiene una manera de sacar adelante a su familia y a su comunidad, de representar a su gremio e incluso a su país, con la consigna de producir más ya sea para sobrevivir o para hacer de la comercialización su modo de vida.
Y trabajar de sol a sol es más que una referencia cultural de la labor agrícola pues desde muy temprano están en el surco y en muchas ocasiones las tardes son dedicadas a la gestión de créditos, la capacitación acerca de técnicas de producción o control de plagas e incluso a la planeación de las siguientes etapas del ciclo.
Siguiendo un plan: Una actividad productiva que involucra varios meses, requiere de un “plan de vuelo” muy claro para todos quienes intervienen en ella. Para un plan de ventas de una marca agrícola por ejemplo, se requiere la ejecución disciplinada no solo de actividades de promoción o lanzamiento sino una serie de demostraciones constantes que incrementen la credibilidad y brinden razones para creer en nuestra oferta de valor.
Merecer la preferencia de un cliente cada año, requiere del trazo de un plan de mediano y largo plazo que si bien puede sufrir ajustes durante su implementación, es una guía creada para que las cosas sucedan en favor de agricultores, distribuidores y los generadores de tecnologías para el campo.
Lenguaje de marca: Dice el refrán que en la noche todos los gatos son pardos y hablar de potencial de rendimiento, sanidad de grano, frutos sanos, es el lenguaje común de algunas marcas por lo que apegarse a un plan y crear disciplina en cuando a la nomenclatura de los productos o la descripción de los atributos, requiere repetición y más repetición.
Hablar de los beneficios que son únicos en nuestro portafolio o la definición de pilares de marca que a la postre generarán diferenciación, es una labor mas dedicada de lo que aparenta.
El líder global de la marca de semillas de maíz llamada DEKALB y que es la más reconocida a nivel mundial, me contaba que a veces es ingrato ser el “policía de más marcas” porque a muy pocos les interesa seguir los patrones de comunicación, respetar las guías de uso de marca o ser muy enfáticos en el vocabulario que define la verbalizacion del potencial de nuestros productos pues suele parecer aburrido, pero ahí es justo un momento en que la disciplina trae beneficios de largo plazo que construyen las marcas que se convierten en leyenda.
Sembrando reflexión
Hace un par de semanas tuve la oportunidad de conversar con un medallista olímpico en una entrevista que los invito a ver en los próximos días en el canal de YouTube HARTO contraste https://youtube.com/channel/UCFGLnzJfcT8QlS_Zi-ktLNw para preguntarle justamente de este tema y me decía que un plan de cuatro años que es lo que dura un ciclo olímpico, en realidad se requiere de gran disciplina y precisión en la ejecución de cada paso que sea ha definido pero me dejó sorprendido al decirme qué lo único que supera en importancia a la disciplina de un atleta es la definición de un objetivo superior porque eso es lo que impulsa a los seres humanos a ir por más.
¿Qué piensa, amable lector? ¿Será que la disciplina sin un objetivo supremo es solo un proceso automático? ¿Sin motivación no hay éxito? Espero encontrarme aquí con usted la semana entrante para seguir compartiendo historias de campo y AgroMarketing y estoy a sus órdenes en las redes sociales en @soyjuanbecerril. ¡Sígase cuidando!