En diciembre de 2020, Uber evitó que un juicio arribara hasta la sentencia en Australia al llegar a un arreglo extrajudicial con una repartidora de su app de delivery Uber Eats.
El juicio, que se llevó a cabo en un tribunal federal, podría haber marcado un punto de inflexión clave respecto de la histórica disputa sobre el status laboral de los trabajadores de esa y otras compañías de entrega.
El juicio no llegó a tener sentencia porque el acuerdo al que llegó la filial australiana de Uber con Amita Gupta, la repartidora en cuestión, se produjo antes de que el tribunal dictaminara si la mujer despedida era empleada o contratista.
Disputas similares sobre estas condiciones laborales de las empresas de entrega de alimentos y sus repartidores se están produciendo en la mayoría de los países.
La novedad de este jueves es el monto que Uber pagó para evitar la sentencia.
De acuerdo con lo publicado por los medios australianos, Uber pagó 400 mil dólares australianos (unos U$S 310 mil dólares) para que Gupta renunciara a la sentencia que podría haber obligado a la empresa a alterar su modelo de negocio, que incluye pagar el salario mínimo obligatorio de Australia y mejorar las condiciones de toda su fuerza laboral en ese país.
La información fue obtenida por el Sindicato de Trabajadores del Transporte de Australia, que tuvo acceso al expediente porque la denunciante lo convocó para el comienzo de la acción laboral.
De no haber sido así, el acuerdo era confidencial, por lo que las partes no estaban obligadas a dar a conocer las condiciones.
Una sentencia peligrosa para Uber
El caso tomó un alto perfil en Australia porque de haber llegado a una sentencia podría haber puesto en jaque el negocio de la compañía en ese país, aseguraban los especialistas en derecho laboral a finales del año pasado, antes de que se llegara al acuerdo extrajudicial.
Habría sido el primer fallo de un tribunal federal sobre el estado de los trabajadores de Uber.
En ese momento, el sindicato dijo que entendía que Uber había acodado por fuera de los tribunales porque la compañía esperaba una derrota luego de que fuera objeto de una serie de preguntas de los jueces que incomodaron a los representantes de la firma en una de las últimas audiencias.
El problema para Uber Eats era que como todos los repartidores firman el mismo contrato, si la decisión, como se esperaba, era contraria a la empresa, muy probablemente hubiera significado que todos los delivery fueran recategorizados como empleados, lo que acabaría con el negocio de la compañía en ese país, publicó The Guardian.
Además, también hubiera allanado el camino para que las otras plataformas rivales deberían revisar sus propios modelos laborales. Un gran problema para todo el sistema de reparto.