Desde hace ya algún tiempo, mucho se ha hablado sobre las condiciones de trabajo bajo las que operan los conductores de Uber, situación que ha puesto a la marca en más de una ocasión en el ojo del huracán.
Para muchas organizaciones y autoridades de gobierno, es un problema importante que Uber no reconozca a sus choferes y repartidores como empleados.
El argumento parece sólido; aunque esta fuerza laboral es la que permite que Uber y sus diferentes áreas de negocio crezcan, lo cierto es que no existe una sólida gestión de capital humano.
La denuncias históricas
El problema es histórico y ha costado a Uber millones de dólares en la solución de demandas.
La negativa de Uber por asumir sus responsabilidades como empresa empleadora, tan sólo en abril de 2016, le reportaron gastos por 84 millones de dólares en la resolución de demandas a 385 mil demandantes que presentaron denuncias para ser reconocidos como empleados durante 2013.
Hacia 2017, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) decidió multar a la empresa con 20 millones de dólares por prácticas laborales engañosas, después de que conductores de 18 ciudades estadounidenses denunciaron que la compañía los engañó con ganancias “desproporcionadas” y afirmaciones que no eran ciertas sobre el financiamiento para adquirir vehículos propios.
Este asunto ha sido resentido de manera importante entre los conductores y repartidores mismos que han denunciado en más de una ocasión que existen pocas garantías y claridad en cuanto a las comisiones y verdaderas ganancias que reciben por cada viaje.
Se quedan con el 50 por ciento
El asunto ahora ha se ha visto reflejado de manera tangible en una denuncia realizada por un usuario de Twitter que, aparentemente, es conductor de Uber quien desde la mencionada plataforma ha revelado la manera en la que se manejan las ganancias para los conductores de esta plataforma.
En el post publicado por el usuario identificado como sioux789164 (@sioux789164), se lee: “@Profeco, @tmoralesenvivo, @RULSOTO, @Uber_Support, @Uber hola buenos días solo es para que alguien ya ponga un alto a este robo que nos está haciendo la aplicación de @Uber_MEX tal vez alguien ya les ponga un alto @889Noticias de el abuso a los conductores”.
Esta queja fue acompañada por la captura de pantalla de una conversación entablada con el equipo de soporte de Uber, en el que el usuario asegura haber aceptado un viaje con una tarifa de 455 pesos, mismos que parecen haberse visto reducidos de manera importante una vez que se cobraron las comisiones e impuestos que ahora deben pagar los socios conductores, cuando menos, en el mercado mexicano.
El equipo de soporte explicó que aunque el usuario pago 465.75 pesos mexicanos, de este total la app se quedó 196.88 pesos por comisión y 47.86 pesos se destinaron a retenciones e impuesto, por lo que la ganancia real para el conductor fue de 217.32 pesos; es decir, menos del 50 pro ciento.
@Profeco @tmoralesenvivo @RULSOTO @Uber_Support @Uber hola buenos días solo es para que alguien ya ponga un alto a este robo que nos está haciendo la aplicación de @Uber_MEX tal vez alguien ya les ponga un alto @889Noticias de el abuso a los conductores pic.twitter.com/v6Zks2p5Pf
— sioux789164 (@sioux789164) June 4, 2021
El gran problema para Uber
Este tipo de quejas se han mantenido como una constante y para Uber es un problema mayor que debería ser atendido para mantener su modelo de negocio.
En empresas como Airbnb o Cabify, por lo general, la gestión de recursos humanos está diseñada para ofrecer servicios que son más visibles para el equipo de liderazgo, lo que se traduce en reclutamiento a gran escala.
En organizaciones que trabajan bajo dinámicas de economía colaborativa, hacer crecer la plantilla de socios es igual a niveles de negocio que crecen de manera proporcional.
Para Uber con una base de empleados cercana a los 11 mil empleados -sin incluir a sus controladores- y con un valor de mercado en IPO calculado entre 28 y 70 mil millones de dólares para este 2017, no puede carecer de una estructura de control laboral robusta que proporcione el control y equilibrio necesarios para ofrecer un mejor servicio así como mantener su estructura de negocio con la inclusión de nuevos socios.
Las empresas emergentes tienen que entender que una cultura emprendedora, ágil y orientada al desempeño no es sustituto de una cultura laboral ética y clara. Ambos conceptos están obligados a coexistir en un mismo ecosistema.
En otras palabras, si Uber no es más claro en sus tarifas y si no logra entregar mayores garantías a sus conductores, simplemente tendrá cada vez más problemas para reclutar de manera masiva, retener a sus socios y tener la “mano de obra” necesaria para satisfacer la demanda, lo que de manera natural demerita su, hasta ahora, lucrativo modelo de negocio.