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Uno de los retos más importantes para la producción de vacunas ha sido la falta de capacidad productiva de muchas farmacéuticas
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En esta problemática particular, suspender las protecciones de propiedad intelectual podría ser de ayuda para mejorar el acceso
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Sin embargo, también se han registrado desafíos en el suministro de materias primas, logística de distribución, entre otros retos
Comienza un día potencialmente desgarrador para la industria farmacéutica. De acuerdo con Reuters, ayer el presidente de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, respaldó un proyecto de la Organización Mundial de Comercio (WTO). La idea de la iniciativa es permitir que se suspenda temporalmente la propiedad intelectual de las vacunas anti-COVID, para que todo laboratorio pueda crearlas y distribuirlas. Un cambio radical ante la postura de la administración anterior.
La postura de la nueva Casa Blanca está ya empezando a tener efectos negativos en el valor de las principales farmacéuticas de EEUU en el mercado de valores. También en datos de la agencia de noticias, las acciones de Pfizer, Moderna y Novavax se desplomaron entre dos y hasta seis por ciento antes de arrancar las operaciones en EEUU. BioNTech, en la bolsa de Frankfurt, había caído ya 13 por ciento para las 05:29 horas de la Ciudad de México (CDMX).
Según Reuters, también otras farmacéuticas están sufriendo los efectos de este cambio en la posición de EEUU. La alemana Curevac, que está buscando aprobación de su fórmula, se llegó a desplomar hasta 15 por ciento. CanSino, cuyas vacunas han apoyado en la cobertura de la población mexicana, se desplomó hasta 22 por ciento en Hong Kong. Una de las pocas marcas que parece haber sido inmune a esta noticia fue AstraZeneca, que no sufrió cambios.
¿Vacunas para todos?
La propuesta de liberar las fórmulas de los gigantes farmacéuticos ha sido respaldada por muchos, pero también duramente criticada por otros. De acuerdo con DW, muchos expertos creen que suspender temporalmente la propiedad intelectual de las vacunas no es suficiente para asegurar dosis para todo el mundo. También se debería de abordar la falta de personal, el compartir conocimiento técnico para su fabricación, y terminar el acaparamiento de unidades.
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Especialistas del Center for Global Development apuntan que liberar las patentes podría no tener un efecto inmediato en los suministros. Esto, porque no parece que haya muchos productores genéricos listos para iniciar producción si llegan a tener permiso de replicar las vacunas. No solo eso, sino que la presión política y económica sobre los creadores originales de las fórmulas ya cerraron sus propios tratos con otros agentes para escalar la producción.
Y más importante aún, para muchos especialistas el quitar, aunque sea temporalmente, los derechos de propiedad intelectual podría ser desgarrador para el futuro. Como apunta CATO Institute, desde hace años que los países en desarrollo le han solicitado a la WTO suspender estas protecciones para medicamentos contra epidemias. Pero hacerlo podría desincentivar la innovación entre agentes privados, elemental para la creación de nuevas vacunas y fórmulas.
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El otro lado de la moneda
Al mismo tiempo, la escasez de vacunas es un problema real que está empezando a poner una presión enorme sobre algunos países y marcas. Por ejemplo, en la Unión Europea (UE) incluso se consideró lanzar una demanda contra AstraZeneca por no cumplir con sus compromisos de entrega de unidades. Sin embargo, incluso los mismos legisladores se pensaron dos veces el seguir adelante con el proceso, pues un desafío legal realmente no haría nada por el problema.
Al mismo tiempo, el hecho que algunos países estén acaparando más vacunas que otros está llevando a malas prácticas entre los consumidores. Por ejemplo, en EEUU ya se ha establecido un programa para administrar las dosis a cualquier persona que lo pida. Algo que ha llevado a ciertos agentes a armar “paquetes vacacionales” únicamente para recibir el fármaco. Algo que está contribuyendo a crear una brecha social más amplia en términos económicos y sociales.