Si una industria vivió una verdura montaña rusa en medio de esta emergencia sanitaria esa fue la del sector retail.
Por un lado el sector minorista se vio especialmente golpeado en ciertas categorías, lo que se tradujo en cierres e ingresos a la baja, fenómenos que ahora, a un año de decorada la pandemia, siguen cobrando factura.
Las cifras de retail
Dentro de Estados Unidos, se espera que una de cada 11 tiendas físicas en el país dejen de existir en los próximos cinco años. Así lo refirió un reporte publicado por la firma UBS, misma que espera que alrededor de 81 mil tiendas de retail físicas desaparezcan en la Unión Americana para 2026.
En el peor de los escenarios, hasta 150 mil establecimientos tendrían que despedirse de sus clientes. Se espera que, además de las categorías de retail ya mencionadas, también haya una presión enorme sobre los centros comerciales. Lo anterior se debe a que la gente, a pesar de que se están levantando las limitaciones de circulación offline, siguen prefiriendo las opciones online. No solo eso, sino que el tráfico también se ha recuperado apenas un 30 por ciento.
Aunque a diferentes escalas, se trata de un escenario que se replica en otras partes del mundo con especiales intensidades.
Del otro lado de la moneda, se encuentra el impulso entregado por ls plataformas digitales, en donde el e-commerce fue adoptado con rapidez como el recurso de innovación que el sector minorista necesitaba desde hace ya varios años.
En México, por ejemplo, de acuerdo con Marketing4Commerce, se estima que las compras en línea se dispararon en hasta 81 por ciento en el transcurso de la pandemia.
¿Los supermercados ganaron?
En este juego, mucho se habló de la aparente ganancia que tuvieron los supermercados, tiendas de autoservicio y clubes de precios al ser un segmento del retail que no detuvo sus operaciones durante los momentos más complejos de la emergencia sanitaria.
Lo cierto es que por sorprendente que parezca este segmento registro ventas similares a las proyectas en condiciones regulares o pre-pandemia.
Este hallazgo viene de la mano de Pabis Retail, empresa que luego de evaluar los datos de venta, en unidades, de 9 mil productos en más de 4 mil tiendas durante 2019 y las primeras semanas de 2020 (hasta el 12 de marzo), desarrolló un modelo para entender cómo se habrían comportado las ventas en el sector en un supuesto en el que la pandemia nunca hubiera llegado.
“Al comparar las ventas reales durante este periodo contra las proyecciones de dicho modelo, se observó que la diferencia fue de apenas 5 por ciento por encima de lo esperado”, según lo reportado.
Aunque en términos generales las ventas mantuvieron su comportamiento histórico lo cierto es que se encontraron periodos de discrepancia.
Por ejemplo, entre marzo y julio del año pasado, las unidades vendidas se mantuvieron por encima de lo proyectado, mientras que durante la segunda semana de agosto del año pasado y hasta mediados de diciembre, reportaron una baja en lo estimado para luego registrar un repunte.
Categorías ganadoras y perdedoras
De la misma manera, es interesante entender cómo se movieron las categorías de producto, en donde se perfilaron ganadoras y perdedoras.
Por ejemplo, mientras Electrónica, Bebidas Alcohólicas y Frutas y verduras registraron crecimientos de 28 por ciento, 26 por ciento y 20 por ciento durante el periodo estudiado, Carnes y Lácteos así como Salud y Belleza registraron caídas de -5 por ciento y 11 por ciento, respectivamente.
Con crecimiento más moderados se encontraron los segmentos de Despensa (aumento del 5 por ciento) y Limpieza (1 por ciento).
Estos movimientos hablan mucho de las necesidades y hábitos del consumidor ganados en medio de la pandemia, en donde se muestra un evidente traslado del entretenimiento y esparcimiento de la calle a la casa, que se vio beneficiado a costa de otras categorías como la Belleza que entraron en la categoría de no necesarias.
Aunque por ahora es imposible definir si estos comportamientos se mantendrán en los siguientes meses, lo cierto es que para las marcas será crucial seguir de cerca este tipo de movimientos, con el fin de entender a un consumidor inmerso en una nueva normalidad que pocos entienden.