Para mi generación, Hugo Sánchez, Julio César Chávez, Fernando Valenzuela y Ana Guevara resultan ídolos que nos invitaron a soñar con triunfos y nos cumplieron esos sueños una y otra vez.

Además de esos inmortales del deporte mexicano, en mi generación existía el posicionamiento de que México destacaba en varias disciplinas en las que hoy ya no lo hace con tal éxito: grandes generaciones de boxeadores, taekwondistas, maratonistas y clavadistas.

Sin embargo, qué pasa en un país como México en donde contamos con características para lograr producir más deportistas profesionales exitosos y el resultado no se logra. ¿Qué ha pasado con el deporte profesional en nuestro país en los últimos años?

Desafortunadamente nuestro deporte en su historia reciente ha estado caracterizado por burocracia, pugnas entre dirigentes, improvisación, corrupción, falta de liderazgo, instalaciones deficientes, falta de equipo, bajos presupuestos y falta de apoyo, lo que pone en seria desventaja a nuestros deportistas frente a sus pares de otros países. Pareciera salvo contadas excepciones, que gran número de los deportistas mexicanos que triunfan lo hacen por el esfuerzo individual, familiar y de sus entrenadores, lo hacen a pesar del sistema y no son fruto de un sistema deportivo bien estructurado.

Es común escuchar que aquel atleta que busca ir a las olimpiadas tiene que peregrinar aquí y allá para hacerse de los recursos necesarios para contar con lo mínimo indispensable. Es común escuchar también que aquellos pequeños talentos mexicanos viajan al extranjero para potenciar sus capacidades y difícilmente regresan. Es común escuchar que a la delegación mexicana le ha quedado mal el proveedor de uniformes y los atletas deben competir con equipamiento deficiente. Y así, muchas otras historias que dejan desarmados a los deportistas.

¿Qué sería de México con un sistema deportivo realmente serio y eficiente? El talento de los niños y jóvenes sería cultivado. La experiencia y capacidad de los entrenadores sería realmente aprovechado y bien remunerado. La existencia de deportistas destacados y una adecuada red de instalaciones deportivas permitiría a nuestros niños que hoy son campeones en obesidad, obtener ejemplos e historias de éxito y prosperidad a replicar, siendo campeones en liderazgo, disciplina y eventualmente destacar en algún deporte gracias a los valores que la actividad física fomenta.

En el deporte como en muchas otras asignaturas los resultados se obtienen en el mediano y largo plazo; no existen fórmulas mágicas y sí procesos de planeación y ejecución acertados para lograr resultados adecuados. Si queremos cambiar el rostro de nuestro país, además de privilegiar la educación y el combate a la pobreza, deberemos volcarnos a construir un sistema deportivo mexicano que permita construir una sociedad más humana y saludable y que además, nos brinde como resultado deportistas profesionales que cosechen medallas en competencias internacionales.