Al momento, decenas de películas (“Black Widow”, “Rápidos y furiosos”, “Un lugar en silencio”, por citar algunas) siguen esperando condiciones adecuadas que les permitan conseguir la taquilla proyectada y que de otra forma se sumará a “Tenet”, que con 363 millones de dólares fracasó (su presupuesto fue 200 millones, por lo que se esperaba recaudara alrededor un billón de dólares) o a “Mujer Maravilla 1984” (mismo presupuesto) que lleva casi 163, aunque claro tiene una estrategia distinta, por lo cual se estrenó simultáneamente en HBO y sigue en cartelera. Ese escenario sigue en pausa, pero no es lo único que ha cambiado para la industria del cine, ni para industrias adyacentes.
Un gran tema ha sido cómo ajustarse en términos de marketing. Atrás quedaron las alfombras rojas, por ejemplo, igual que las proyecciones masivas, las giras promocionales y los junkets. Las primeras no se han sustituido, en algunas premiaciones, ahora que estamos en la temporada, se han minimizado e igualmente se ha invitado a los actores a compartir fotos para no perder el glamur, pero es indiscutible, el código de vestimenta se ha visto alterado y los especiales de horas previas a la ceremonia se han eliminado. Bill Murray y Jodie Foster estaban en ropa de casa y lo que parecía un pijama durante los Globos de Oro, mientras que otros se lo tomaron más en serio como Anya Taylor-Joy o Rosamund Pike. Ello ya está afectando a la industria de la moda y es poco claro qué pasará cuando todo se reestablezca.
Las ruedas de prensa ahora se hacen vía Zoom o alguna otra plataforma. Para los estudios es mucho más económico y conveniente fuera de alguna falla técnica. Ya no hay que pagar por salones, ni viajes, ni bocadillos u alguna atención a la prensa, aunque algunos todavía envían promocionales. A los reporteros les facilitan el acceso, pero en muchos casos, sobre todo cuando el talento está envuelto en algún tema delicado, las preguntas son controladas. Así que la espontaneidad y la frescura se eliminan en cierto grado, todo se concentra en el producto a promover. Es un tema para analizar, ¿Ayuda a que el foco sea el filme o los medios deciden darle menos espacio si no hay nada llamativo? ¿Qué pasará cuándo todo se reestablezca? ¿Valdrá la pena el gasto y la logística?
¿Algunos proyectos se mantendrás de esta forma? Vaya, después de todo, la modalidad permite tener, al menos a cuadro, a talento que a veces por movilidad o agenda sería imposible reunir. ¿Es mejor tenerlos virtualmente a no tenerlos? Y claro, también hay que decir que de repente hay momentos inesperados como alguna que otra aparición como la de los hijos de Chris Hemsworth mientras promovía “Misión rescate”.
La cuarentena también ha obligado a buscar alternativas para hacer más llamativos los estrenos pues ahora la competencia no es en salas, frente a un grupo limitado de estrenos, es frente a todo lo que se estrena. Por ejemplo, el 5 de abril se lanzaron tanto “Raya y el último dragón” como “Un príncipe en Nueva York 2” que quizás no son competencia directa, pero sí comparten ciertos segmentos. ¿Qué pasa también cuando un actor como Tom Holland estrena el mismo fin de semana “Cherry” en Apple TV (cuya mensualidad es menor a los 100 pesos, aunque tiene muy poco contenido) y “Caos, el comienzo” en salas? ¿Cuál ver? ¿Y cómo hacer que se vuelva algo más? Fuera de la creativa estrategia de marketing en redes sociales de “Trolls 2” invitando a hacer todo un evento en casa, como si se fuera al cine, ha habido esfuerzos poco creativos. Darle la vuelta puede ser la diferencia para hacer de una producción “el estreno” y mantenerla en conversación y, más aún, como parte de la agenda, como algo que hay que ver. Es un escenario aún incierto y que invita todavía más a la creatividad.