Según Friedman la Responsabilidad Social Empresarial se limita a incrementar sus beneficios, es decir aumentar sus ganancias; teoría que ha sido apoyada por algunos empresarios y economistas, indicando que la generación de utilidades se traduce en mayor cantidad de impuestos y por ende correspondería a los estados y a las personas realizar todas las actividades relacionadas con la sostenibilidad ambiental y la conservación del medio ambiente.
Pero no a las empresas como tal, no al gobierno corporativo, no debería estar dentro de las misiones o estrategias ni actividades de las empresas, ya que esto alejaría a la organización de su objetivo principal que es generar más ingresos y más impuestos para el estado.
Es indudable que el mundo ha venido cambiando por los más que demostrados impactos negativos que la industrialización, el efecto invernadero y la globalización han traído sobre el medio ambiente y su afectación a la vida humana, animal y vegetal.
Catástrofes naturales cada vez más recurrentes, extinción de especies, lluvias desproporcionadas, huracanes, temperaturas muy altas y muy bajas en períodos en los que no corresponden, glaciares desvaneciéndose, mayor polución, son apenas algunos de los ejemplos que podemos mencionar.
Compromisos verdes
Estos acontecimientos, cada vez más visibles, han hecho que crezcan los movimientos en defensa del medio ambiente y se cree una mayor conciencia en los seres humanos respecto del daño que estamos creando sobre el ecosistema y que se revierte en un perjuicio para nosotros mismos.
A finales de enero de este año se llevó a cabo el Foro Económico Mundial (World Economic Forum), que hasta el año pasado se realizaba año tras año en Davos, Suiza, pero que por la pandemia que azota al planeta fue desarrollada vía virtual.
En este Foro líderes de aproximadamente 61 empresas a nivel global acordaron un conjunto de compromisos ambientales, sociales y de gobierno, tales como medición de las emisiones de gases de efecto invernadero, brecha salarial y diversidad de género en los directorios de las compañías, para medir sus resultados más allá del tema financiero.
Dentro de las empresas firmantes se encontraron Accenture, Allianz, Banco Santander, BBVA, Delloite, DHL, IBM, Nestlé, Siemens y Unilever, entre otros.
En este sentido, la multinacional Coca Cola firmó un documento donde se compromete a que el 100% de sus vehículos de despacho sean totalmente eléctricos; Procter & Gamble obtuvo la Certificación ZMWTL (Zero Manufacturing Waste To Landfill o Cero Residuos de Fabricación al Vertedero), lo que implica que ninguna de sus 15 plantas alrededor del mundo envía residuos a rellenos sanitarios, evitando así trasladar más de 6.000 toneladas de desechos al año.
Nacer con un ADN sostenible y responsable
Esta nueva concepción de cuidado del medio ambiente ha escalado hasta los consumidores, los que cada vez más buscan productos y servicios de empresas que estén identificadas con la sostenibilidad ambiental, trayendo como consecuencia que las organizaciones sin importar el tipo de tamaño, incluyan en la Misión y la Visión, y dentro de sus actividades, la concepción de economía verde, para así estar en consonancia con el cuidado del ecosistema.
Podemos concluir entonces que la Responsabilidad Social Empresarial ya no es un tema de si algunos empresarios están o no de acuerdo en enmarcarse dentro de este concepto. Es imperativo asumir e inyectar los genes de la sostenibilidad ambiental o economía verde dentro nuestros emprendimientos ya que de lo contrario se correrá el riesgo de no ser vistos con buenos ojos por los potenciales clientes y por ende, quedar fuera de niveles competitivos en el mercado y desaparecer a mediano plazo.
La semana entrante hablaré de las bases para crear y generar los planes de Responsabilidad Social Empresarial.