La situación económica que se vive en la mayoría de los mercados a nivel mundial no deja otra opción: el consumidor necesita ser un comprador cada vez más inteligente.
Con una vidente economía detenida, la exigencia estará en recibir más beneficios por el menor costo posible, en donde aspectos como la calidad, comodidad y efectividad, no serán nunca un aspecto negociable.
Consumidor post-pandemia: Lo que debes saber
En principio, para entender la necesidad de ser un “consumidor inteligente”, vale la pena reconocer aquellos aspectos que dictarán, en más de un sentido, las formas en las que se moverá el consumo durante los siguientes meses.
Desde Euromonitor han dado a conocer 10 tendencias que definirán el comportamiento del consumidor e influirán en las estrategias comerciales de este año.
De este estudio, es importante resaltar algunos puntos que dejan en claro la manera en la que se moverá el consumidor durante los siguientes doce meses.
Por ejemplo, el 70 por ciento de los profesionales esperan que los consumidores se preocupen aún más por cuestiones de sostenibilidad ahora que antes de que se desatara la pandemia.
En la misma línea, desde Mindshare indican que a nivel mundial tres de cada diez personas aseguran estar “muy afectados” económica por los efectos que dejó la crisis sanitaria.
El sentimiento se hace especialmente mayor en mercados como India (85 por ciento), México (79 por ciento) y Singapur (77 por ciento).
Ambos hallazgos hablan de un consumidor mucho más analítico y calculador en sus compras, en donde el precio juega un factor crucial, aunque otras exigencias más entrarán al redar.
Así la norma será hacer compras más inteligentes, en donde la premisa básica será encontrar el mejor precio por el mejor producto.
¿Cómo es un consumidor inteligente?
Si bien definir a un consumidor inteligente depende de muchos aspectos, lo cierto es que existen aspectos que vale la pena tener en el radar y la Profeco ha dado a conocer algunos aspectos que definen a una persona que realiza compras inteligentes.
De esta manera, según una publicación de la Revista del Consumidor, un consumidor inteligente se caracteriza por tener los siguientes rasgos:
- Consciencia: Conoce sus derechos, obligaciones y reconoce el poder que tiene como consumidor.
- Información: Compara calidad y precio ante de definir una compra en donde reconoce los beneficios reales del producto, con lo que busca que cada compra sea una inversión y no un gasto.
- Crítica: Compran y conservan lo que necesitan y les gusta. No temen en cuestionar la publicidad y la moda.
- Salud: Suelen llevar una alimentación balanceada, con lo que la lectura las etiquetas de cada producto es una constante.
- Sustentabilidad: Existe conciencia por el medio ambiente suelen elegir productos ecológicos que presenten un impacto menor al entorno. Además separan basura, sumado a que ahorran agua y energía.
- Solidaridad: Apoyar al comercio y productores locales es la constante, por lo que buscan productos hechos de manera artesana o de proveedores socialmente responsables.
- Activos: Se organizan con otros consumidores para exigir y hacer valer sus derechos en todas las oportunidades posibles.
El reto para las marcas
Para las marcas, tener en mente y dentro de la estrategia todas estas características se traduce en una necesidad ahora imprescindible.
Muchas de estas exigencias se vieron agravadas con la llegada de la pandemia, lo que se traducirá en hábitos ganados que deberán de atenderse con la mayor eficacia, con miras a asumir la reactivación en los mejores términos.