Por Camila González
Twitter:Â @camilaglz
Ya que tenemos las elecciones casi encima, resulta padre que Huellas de la Publicidad nos pueda meter entre una caja del tiempo y llevarnos seis años atrás para observar las promesas publicitarias de aquel entonces. A ver quĂ© rolas nos cantaron los candidatos y de quĂ© mensajes se asistieron para persuadir nuestra decisiĂłn de voto. Veámonos que dijeron los puros sĂmbolos e imágenes, olvidemos las palabras.
Los creativos del PAN pusieron frente a la cámara una gama de personas de todos los estilos, tipos de vida, colores y sabores. Un claro mensaje de diversidad, por supuesto de inclusión. Y las imágenes de las manos abiertas, además del premeditado asunto de la no corrupción, deja la idea de “no hay nada que esconder”, tal cual, la transparencia debe asociarse a Felipe Calderón, él es eso, lo que muestra, lo que es. No se duda.
Anunciante: PAN
CategorĂa: partidos polĂticos
Año: 2006
Madrazo, por su parte, acapara la pantalla para sà mismo y su chamarra de piel, y los movimientos contundentes de sus manos… y si incluimos su voz en el paquete, resulta lamentable que en este caso el PRI recurra a apagar la luz de los demás para que brille la propia. ¿O es que acaso está tenue la propia? Digo yo.
Anunciante: Alianza por MĂ©xico
CategorĂa: partidos polĂticos
Año: 2006.
La toma de Obrador, más de primer plano, revela un mensaje egocĂ©ntrico del partido Por el bien de todos, aunque mucho menos agresivo que el de Madrazo, sin manoteos. El anuncio no le apuesta a escenografĂa ninguna, más que al candidato, su corbata, sus palabras, y sĂ, a sus planes de situaciones ideales. Lo que se ve, la formalidad de su vestido revela que quiere posicionarse en la mente colectiva como un hombre elegante, discreto y serio. ÂżO quĂ© les dice a ustedes una corbata?
Anunciante: Por el bien de todos
CategorĂa: partidos polĂticos
Año: 2006
Y luego, el testimonio de apoyo por parte de los empresarios no convence. A mĂ más bien me devela las fragilidades. Pero esa es la polĂtica, el que no entre en la idealizaciĂłn, no es polĂtico, es un juego siempre prometedor y por lo general perverso.