• Ya varias administraciones han considerado a las Big Tech como una amenaza a la competencia del mercado

• Sin embargo, Europa ha estado históricamente al frente de este tipo de regulación

• Lo anterior podría responder, en buena parte, a que las compañías europeas suelen verse afectadas por el dominio de sus rivales americanas

Mientras la atención de los medios se centra en el Capitolio de los Estados Unidos (EEUU) para la investidura de Joe Biden, en Europa se prepara un nuevo asalto contra las Big Tech. De acuerdo con Reuters, reguladores de la Unión Europea (UE) están alistando una investigación en contra de Google. Específicamente, se están recogiendo declaraciones e información entre anunciantes respecto A las prácticas de la subsidiaria de Alphabet sobre su negocio search.

Específicamente, las autoridades de Europa está distribuyendo un cuestionario sobre el uso de los servicios publicitarios de Google. Entre las cosas que se quieren averiguar, está si la marca de tecnología pone trabas al usar sus herramientas para contratar espacios en search desde otros proveedores de anuncios. La misma UE aseguró que estas investigaciones son parte de procesos ya en marcha, mientras que la Big Tech dijo que está cooperando en todo lo posible.

Un llamado de Europa en contra de las Big Tech

De forma paralela, la UE también está poniendo atención en la investidura de Joe Biden como el presidente de EEUU. Específicamente, también en información de Reuters, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó la llegada del demócrata a la Casa Blanca un “nuevo amanecer”. Esta funcionaria de Europa también consideró que, aún con la salida de Trump del poder, las “fuerzas oscuras” del discurso del odio y las fake news estarán presentes.

En este sentido, señaló que el “poder político, sin límite, de los gigantes del internet debe tener un control”. La funcionaria de Europa, en este sentido, señaló que hay poco que la UE pueda hacer sin el apoyo de los EEUU. Así, llamó al gobierno de Biden a establecer un consejo en conjunto para controlar el poder de las Big Tech y defender a los consumidores de servicios de tecnología. La idea es crear un modelo legal que el resto del mundo pueda copiar y seguir.

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Europa, a la cabeza de la regulación de las gigantes tecnológicas

No hay duda alguna que el Viejo Continente siempre ha estado por delante de su contraparte americana en sus reglas para controlar a las Big Tech. De acuerdo con el Financial Times, ya Europa ha amenazado a las grandes compañías de tecnología para forzarlas a cooperar. Si se logran coordinar con las autoridades, pueden disfrutar de una reglamentación unificada en la región. De lo contrario, les han advertido, tendrán que adaptarse a varias exigencias distintas.

La búsqueda por un suelo más parejo en el consumo de tecnología y servicios digitales no es algo único a Google, Facebook, Apple, Facebook, Amazon y otros gigantes del sector. Toda Europa está también decidida a controlar a los oligopolios y monopolios más modestos que existen en otras industrias. Por ejemplo, en datos de TechCrunch, recientemente se castigó a Valve y otros distribuidores de PC gaming por saltarse ciertas reglas sobre geo-localización.

Biden, ¿también comprometido contra las Big Tech?

Ya en otras ocasiones se ha mostrado que también la próxima administración federal de EEUU tiene intenciones de adoptar un enfoque similar al de Europa a corto plazo. De acuerdo con Reuters, se piensa que Joe Biden podría ser mucho más estricto que Donald Trump en su trato de las Big Tech. Esto, porque el próximo mandatario ha sido instrumental en varias propuestas y legislaciones de anteriores gobiernos que buscaban controlar el poder de estos poderes.

También hay varios proyectos que ha puesto en marcha la administración de Trump que, aunque no son en contra de las Big Tech, podrían ser referencia para el gobierno de Biden. Por ejemplo, Huawei y ZTE están en medio de un proceso de agresiva salida de EEUU, eliminando su infraestructura de toda la red telecom del país. Si bien se trata de una acción extrema, con una raíz en seguridad nacional, podría ser un inicio para el nuevo trabajo conjunto con Europa.