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Según este nuevo estudio, la posibilidad de reinfección entre pacientes con anticuerpos es de 88 por ciento
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Es decir que apenas una de cada 10 personas que ya han contraído la COVID-19 desarrollarían la enfermedad una vez más
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Sin embargo, este nivel de protección no impide que la gente pueda contagiar a otras personas si no usan cubrebocas
Fuera de su tasa de mortalidad y el hecho que no hay aún un tratamiento efectivo para reducir sus efectos, la COVID-19 es peligrosa por otra razón: Su capacidad de contagio. No solo se transmite a través de gotículas de saliva, lo que hace complicado limitar su avance. Además, se ha descubierto que los pacientes pueden transmitirla de formas poco convencionales. No solo cuando aún no presentan síntomas, sino que incluso tras haber desarrollado inmunidad.
Al menos así lo sugiere un nuevo estudio de Public Health England (PHE), que fue reportado por Reuters. En una población de seis mil 614 pacientes se confirmó que una nueva infección de COVID-19 entre personas que tienen anticuerpos es complicada. Sin embargo, aún podrían ser vehículos de transmisión para el virus. Aún si el microorganismo no se puede multiplicar en el cuerpo, sí puede ser un “pasajero” en nariz y boca, potencialmente pasándolo a los demás.
Lo anterior sugiere que incluso quienes se hayan recuperado favorablemente de un caso de COVID-19 deberían de usar equipo protector, principalmente cubrebocas. De lo contrario, podrían poner en riesgo a las personas a su alrededor. También se volvió a confirmar que la presencia de anticuerpos contra este virus no es tan extensa como se desearía. Entre los casos observados, en promedio las defensas únicamente se conservaron por cinco meses.
“Verdadera” normalidad, un sueño cada vez más lejano
Este estudio es solo uno de tantos que aseguran que la COVID-19 seguirá siendo parte de la vida cotidiana por mucho tiempo, aún después de completarse la vacunación masiva. Según KFVS, así como se descubrieron nuevas variantes del virus en Reino Unido y Sudáfrica, habría otra cepa desarrollándose en Estados Unidos (EEUU). Esta versión no solo sería la dominante en el país, sino que también sería de avance más rápido, como otras que ya se han detectado.
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Para cada vez más gobiernos ha quedado también claro que, por el momento, la única forma más o menos efectiva de controlar la COVID-19 es mediante cuarentenas. Y ni siquiera esta estrategia es imbatible. De acuerdo con AlJazeera, China acaba hace unos días de cerrar una provincia por la aparición de nuevas infecciones. Esto, a pesar que la nación asiática ha sido notablemente efectiva para imponer restricciones y reducir el número de casos y muertes.
Hasta la historia de otras crisis, que retrata The Convsersation, sugieren que la COVID-19 no va a desaparecer jamás. En todo caso, conforme se genere mayor conciencia entre el público y haya más tratamientos y vacunas disponibles, se convertirá en un problema relativamente controlable. Pero es muy probable que continuará costando miles de vidas cada vez que regrese. Y mientras la actual pandemia no disminuya en intensidad, hay que tener cuidado.
Impacto cultural y económico de la COVID-19
Más allá de los nuevos descubrimientos que se siguen haciendo en torno a la pandemia, se le debe de reconocer al virus por su capacidad de cambiar el panorama de varias naciones. Por ejemplo, desde hace días que se ve una clara tendencia en contrataciones causada por la COVID-19. Esto, porque las autoridades de salud públicas están buscando personas que sean útiles para aplicar la vacuna. Esto, a su vez, debería tener efectos positivos para la economía.
También hay que reconocer que el impacto cultural de la COVID-19 está afectando muchas de las prioridades de individuos e incluso empresas. Esta edición del CES 2021 ha sido un gran ejemplo de esta tendencia. Hace unos días se dio a conocer un nuevo modelo de purificador de aire. Su gran valor agregado es su presunta capacidad para eliminar el virus que causa esta enfermedad. Y con eso, es evidente que pretende asegurar una alta demanda en el futuro.