ACTUALIZACIÓN: Se coloca la infografía, que no se había anexado desde el inicio, se hacen algunas correcciones al diseño del texto
El 2020 tendrá un sinfín de legados que seguirán cambiando el entorno económico, político, social y empresarial. El movimiento Black Lives Matter realmente se posicionó a escala global, mientras que los formatos de trabajo preferidos por las corporaciones no serán iguales nunca más. A eso se debe de sumar el jaque a la democracia, con repercusiones claras desde ahora, y el cambio en los hábitos de consumo. Pero muchos eventos tienen su raíz en la COVID-19.
Las repercusiones de esta enfermedad en el mundo en general fueron el catalizador para causar, acelerar o intensificar muchos de estos problemas. Y la mejor prueba es lo que se está viendo en el entorno económico. Varias industrias, negocios y las mismas finanzas de muchos individuos se enfrentaron a retos que, como la COVID-19, no van a desaparecer en 2021. En un nuevo estudio, Statista describió algunas de las dinámicas más notables del año pasado:
El impacto económico de la COVID-19 el año pasado
Cabe destacar que cada una de las regiones del mundo vivió la desastre de la COVID-19 de formas muy distintas. No solo en el entorno social, sino específicamente en el económico. Casi ninguna nación del mundo, con la excepción de China, podrá presentar un avance positivo de su economía para 2020. Pero las regiones más afectadas parecen haber sido América Latina, Europa, África y Norteamérica, donde casi todos los países caerán en cinco por ciento o peor.
Sin embargo, las esperanzas sobre el futuro han ido mejorando a lo largo del año. Entre los líderes empresariales, al inicio de la crisis de la pandemia, el 58 por ciento creían que toda la economía estaría peor dentro de seis meses. Pero para octubre pasado, más de la mitad ya mostraban confianza de mejoría para el futuro cercano. También se espera que, en promedio, el mundo ya esté en una posición financiera mucho más positiva que a mediados del 2019.
Cabe destacar que, comparada con otras crisis sanitarias en la historia reciente, la COVID-19 sí provocó una caída económica considerable. En 2009, durante el pico de la gripe porcina, el retorno del MSCI World Index en seis meses fue de un notable 39.96 por ciento. El fenómeno aplicó, en menor medida, con el cólera, MERS, gripe aviar, entre otras. El SARS-COV-2 hizo que los rendimientos del índice en este tiempo cayeran 6.23 por ciento, más que con el ébola.
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