Si ponemos atención a nuestros días de trabajo, gastamos mucho tiempo preguntando a otros por información, solicitando diferentes tareas reportes, status, entre más  información.

Hay profesionales que están literalmente más que preparados para realizar preguntas, entre ellos podemos nombrar a los periodistas, abogados, doctores, entre otros. La riqueza de esta actividad está en el empezar a escuchar con atención qué es lo que le duele a tu paciente y, en nuestro caso, cliente, te permite entender mucho mejor la situación, te lleva a desarrollar un verdadero diagnóstico; el siguiente paso es seguir con más preguntas: ¿cómo resolver el problema?, ¿cuáles son las acciones prioritarias?, ¿qué es urgente? ¿qué es importante?, ¿qué acciones pueden esperar?…

Para la mercadotecnia, la comunicación, las relaciones públicas; este modelo de cuestionamiento e incluso de darte el tiempo de hacer un diagnóstico personalizado por cliente funciona de maravilla ya que demuestra el compromiso que tienes de hacer campañas hechas a la medida que ayuden a resolver dolores no solo de tus clientes; desde nuestra propia trinchera podemos sumar y sanar angustias de los consumidores, de los productos y servicios que ofrece cada marca para la cual trabajamos.

En una simple conversación, las preguntas dan un toque especial y convierten un dialogo en una experiencia más productiva; de pronto habrá preguntas que tensen o que incomoden a alguien; pero, sin salirse del contexto, preguntar enriquecerá cada una de nuestras conversaciones.

En ambientes de trabajo en donde no se permiten los cuestionamientos, en donde no existe espacio para preguntas; el formato se vuelve un completo monólogo y eso ocasiona que se pierdan grandes oportunidades.

Preguntar es una herramienta poderosa para desbloquear organizaciones, incrementan las oportunidades de planear lanzamientos y comunicar mensajes continuos de manera más directa y clara para las audiencias que cada vez son más dinámicas y participativas.

Mucho se ha escrito y dicho que el poder aprender se basa en gran parte al intercambio de ideas; es así como se detona la innovación y se mejora la ejecución; adicionalmente, este compartir de pensamientos construye confianza y lealtad entre los participantes. De esta manera no solamente puedes crear campañas exitosas; puedes también disminuir riesgos ya que preguntar facilita plantear en equipo diversos escenarios, y contribuye a tener planes de contingencia.

No cabe duda que a muchas personas el tema de cuestionarse y atreverse a hacerlo en público, se les da de manera natural y fácil; otras personas se pueden ver amenazadas por pena, miedo, inseguridad o miedo a hacer una mala pregunta.

Pero bien dicen que “la única mala pregunta que existe es la que no se hace”. Obviamente entendiendo el entorno y sin pasar límites que salgan del contexto o de valores tan esenciales como es el respeto.

La buena noticia es que todos somos capaces de romper nuestras propias barreras, y en el sector de la mercadotecnia en donde la creatividad tiene un rol protagonista, se recomienda fomentarla de manera constante como parte de la cultura laboral. Según estudios de The Harvard Business Review, “hacer preguntas incrementa la inteligencia emocional; con la práctica nos sentimos más seguros de hacer más preguntas, lo cual se convierte en un círculo virtuoso”

Para lograr formar parte importante del equipo de mercadotecnia y comunicación, ya sea desde adentro o desde afuera de la organización; mientras más sepamos de la marca, de las metas a conseguir por parte de los clientes y sobre los intereses y necesidades de los consumidores podremos armar y llevar a cabo proyectos y campañas continuas más efectivas.

No olvidemos que para que la grandeza de saber preguntar resulte; tenemos que estar listos, dispuestos y atentos a escuchar.