Por Juan Cárdenas
Twitter: @Desautomatas
En estos días circuló una foto en redes sociales condenando (y ya es decir poco) a la cerveza holandesa Heineken por apoyar un evento de peleas de perros. La foto mostraba pendones de Heineken. Eres lo que ves. rodeando un atiborrado establecimiento donde en el centro enrejados peleaban dos perros.
Aunque mi comentario hoy es sobre la peligrosidad de la viralidad en las redes sociales, también lo será sobre la eficiencia de la empresa y marca en esto, ellos mismos se enteraron por Facebook y de inmediato identificaron la gravedad del problema y actuaron de forma ejemplar, primero haciéndolo público a través de un comunicado en su sitio web y en su propia página de Facebook. Luego explicando la razón por la cual su marca se vio involucrada, desconocían estas actividades por parte del local (ubicado en Mongolia). Finalmente tomaron acciones pertinentes, retirando no sólo la publicidad del lugar, sino su distribución, evitando así ligar su marca de cualquier forma posible, y además agradecieron a sus consumidores por avisarles a través de redes. Por supuesto afirmaron que dichas actividades iban en contra de los valores de la empresa.
No sorprende que la marca sea europea, primero por saber reconocer el problema en vez de la negación o intentar diluir el problema. Y segundo por reaccionar de forma rápida, eficiente y correcta. Una simple lección ante un problema grave. Ahora, todo quien ha conocido los efectos virales, sabe que esto no ha terminado, el evento en cuestión fue realizado en el 2010, la foto tardó dos años en salir y explotar, y aún andará por ahí sin lugar a dudas, en muros, timelines, pins o cadenas de correo; pero será difícil saber el mensaje con el que es transmitida en cada caso. Así es la viralidad, el mensaje se difunde mucho antes de que se conozcan detalles o información fidedigna, si es que acaso el usuario que comparte el mensaje se interesa por buscarla. Una rápida vista por su página todavía nos dejará ver mensajes de odio, de gente que impulsivamente reacciona y no
Yo hoy en día todavía he visto las fotos del ex candidato a concejal español Jaime Ferrero quien se hizo famoso igual en redes sociales, tras torturar y matar gatos callejeros en Toledo. Esto ocurrió en el 2008 y no hace poco vi en Facebook un post pidiendo justicia contra él. El acto por supuesto mereció toda la atención y difusión (y la tuvo), pero una errónea viralización de la información sólo evita se conozcan los hechos, no ayudan a ninguna causa, son publicaciones en redes sociales pedidas y olvidadas en el ciberespacio. Lo más grave es que esto puede orillar a dos acciones, una incorrecta, en este ejemplo podría ser dejar de tomar Heineken (incluso “ay mira yo no sé, eso dicen ahora, por si las dudas” he leído), y el otro y más común, a no hacer nada. Así como he hablado del poder de un viral, es para difundir un mensaje, pero el mensaje en sí, si no es atendido carece de valores, somos nosotros quienes se los adjudicamos, u optamos por la apatía.
El artista costarricense Guillermo Vargas Habacuc ejemplificó esto de forma magistral en el 2007 cuando en una exhibición amarró a una perrita callejera y colocó un letrero escrito con comida para perro que decía “Eres lo que lees”. El acto causó conmoción en blogs y redes, se le acusó de todo lo imaginable, nada bueno, y se afirmó (sin tener alguna fuente) que la perrita murió al día siguiente de la exposición, durante la cual se dijo, no se le alimentó. Todo fue falso por supuesto, aunque en una entrevista con la revista El Tiempo,Vargas se negó a comentar, la directora de la galería confesó le dieron de comer, y que de hecho escapó al final de la exposición. “Nadie llegó a liberar al perro ni le dio comida o llamó a la policía. Nadie hizo nada”, dijo Vargas, lo cual es mucho peor, sin embargo sí se firmó una petición por más de 4 millones de personas (que él mismo también firmó) para prohibir a Vargas participar en otras exposiciones.
Eso no es todo, Vargas además se inspiró en los miles de perros e indigentes que a diario vemos sufrir y morir lentamente de hambre en las calles, pero ahí nadie hace nada ni se alarma, será porque eso no está firmado; y sobre todo, su obra fue producto de la muerte del indigente Natividad Canda, quien sufrió un ataque mortal por dos perros Rothweiler, hecho filmado por la prensa y presenciado por el dueño de los perros, vecinos locales y policías de Costa Rica durante alrededor de dos horas.
Lo que nos dice Vargas es muy simple, es igual o peor dejarse llevar por lo que se lee o ve, sin prueba alguna del origen o idea. Es peligroso. Los mensajes que recibe ahora Heineken como el que recibió Habacuc no son justificados, el del español Ferrero lo fue y tuvo consecuencias. Pero nada que cadenas de correos electrónicos o sus muros de Facebook hayan provocado. Nada nos impide preguntar en redes sociales si algo es verdad, solicitar fuentes, links. Cierto, tampoco se nos impide compartir lo que nos venga en gana, sólo sean responsables de las acciones que lleven a cabo socialmente (sea en redes o en la vida real). Recuerden cómo funciona el teléfono descompuesto. No sean lo que ven, sean lo que creen, y hagan algo por ello.
