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No se trata de imponer tu punto de vista a los demás, sino de exponer hechos.
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Antes de abrir la boca sobre algún tema político, no supongas.
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Si tu postura política es determinante para un trabajo, es un acto de discriminación.
Religión, deportes y política, temas que debes evitar si no quieres que la conversación termine en enojos o algo peor. Si estás en tu oficina, sobre todo, no quieres que el área de cubículos o la sala de juntas se transforme en un campo de batalla. En los tres temas antes mencionados, la gente suele tener posturas determinadas, tomar un bando y defenderlo cueste lo que cueste. No es gratuito que se trate de temas que se suelen considerar difíciles para el diálogo, parece estar en la naturaleza del ser humano querer tener la razón en cuanto a ellos. Son los tres pilares que rigen a nuestra sociedad: la espiritualidad, el entretenimiento y las leyes. Decidir cómo deben funcionar, es definir muchas cosas y todos tienen su punto de vista. Pero, a pesar de todo esto, ¿es posible o recomendable hablar de política en el trabajo?
La respuesta más corta sobre si es recomendable es un simple “no”. ¿Para qué te complicas? Sin embargo, así como es un tema tan complejo, parece ser atractivo en un mismo nivel. Nunca faltará ese compañero que grité su opinión a los cuatro vientos y que siempre intente “hacerte entrar en razón”, pues le produce un gran placer comentar de lo que dijo el presidente o de quién va a ganar las elecciones. Ante este escenario, tú podrás mantenerte imperturbable hasta cierto punto, pero si no coincides con él, tarde o temprano vas a explotar. Quisiéramos decir que sí se puede hablar de manera civilizada sobre temas políticos, pero lo cierto es que es muy difícil. De todas formas, de tu trabajo depende tu ingreso y tu forma de vida, así que si hay un sitio en donde debes hacer un esfuerzo al tocar estos temas es ahí. Estos consejos te pueden ayudar.
No asumas
Antes de abrir la boca sobre algún tema político, no supongas que a quien se lo vas a decir piensa igual que tú. Recuerda que cada quien tiene sus puntos de vista particulares, no sabes cómo van a reaccionar y no quieres iniciar una discusión. No des tu opinión sin antes pensar bien lo que vas a decir, sobre todo si es a un jefe.
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Evita el tema
Como ya dijimos más arriba, la solución más sana es simplemente no ahondar en el tema. Mantente tan callado y neutral como puedas y si ves a un grupo de compañeros discutiendo al respecto, trata de ignorarlos. Si es algo que te interesa mucho, simplemente déjalo para cuando salgas.
No te pueden obligar
Si trabajas para una iglesia, sabes perfectamente en lo que creen. Pero un trabajo se supone que es un ambiente más neutral y tus creencias religiosas, políticas o de cualquier tipo, no deben ser un obstáculo para emplearte. Si tu postura política es determinante para un trabajo, es un acto de discriminación que deberías denunciar.
Retírate a tiempo
Si ya iniciaste la discusión y ya no hay marcha atrás, lo mejor que puedes hacer es ser un buen perdedor. Simplemente modérate, trata de que la plática no escale más allá y mantente con la disposición abierta a callar y, aunque te carcoman las ansias, dar la razón al otro y retirarte.
Aprende a discutir
Si tú eres ese compañero que siempre habla de política y no lo puede evitar, lo mejor que puedes hacer es aprender a discutir. No se trata de imponer tu punto de vista a los demás, sino de exponer hechos. No te dejes llevar por las emociones, mantenlo superficial, no visceral.