A más de 200 días de cuarentena, 40 millones de infectados en todo el mundo, miles de empleos perdidos, cientos de negocios que nunca volverán; mucho se habla del regreso a la normalidad, o lo que se le ha dominado “la nueva normalidad”. Todos imaginamos el momento en que todo termine y regresemos a lo que teníamos antes de la pandemia.

Yo pongo una pregunta sobre la mesa: ¿En verdad quieres que todo regrese a como era antes?

Los primeros días de cuarentena fueron difíciles para algunos, por no estar acostumbrados a pasar tanto tiempo en casa, conviviendo con la familia y sin poder salir. Con el tiempo las cosas fueron cambiando, las familias han encontrado la manera de convivir, estudiar y trabajar al mismo tiempo desde casa, al grado que es común hoy día escuchar gente diciendo que no quiere regresar a las escuelas o a las oficinas.

Existen varios estudios que tocan el tema, tratando de explicar el fenómeno que vivimos en la actualidad. De acuerdo al IBM Insitute for Business, en México solo el 11% de los trabajadores quieren regresar a su lugar de trabajo habitual, mientras que 20% prefiere seguir trabajando completamente desde casa y 32% le gustaría un esquema remoto, pero con visitas ocasionales a su lugar de trabajo.

Entre los motivos o argumentos que la gente da para justificar su preferencia de quedarse en casa o regresar a la oficina, el 36% dice que es por salud mental, 34% comentó que lo hace para mejorar sus productividad, 32% tiene como argumento principal el ahorro de tiempo.

De acuerdo a otro estudio de Cisco, el 87% de los trabajadores quieren tener la opción de elegir el lugar desde el que quieren trabajar. De acuerdo a Gordon Thomson VP de Cisco, “las empresas tendrían que reconfigurar su funcionamiento para ayudar a satisfacer las nuevas demandas de los trabajadores, que están priorizando la comunicación y la colaboración efectiva por encima de todo. La tecnología también se usaría para garantizar la seguridad de los empleados y de sus datos en su entorno de trabajo, ya sea en el hogar o en la oficina.”

Thomson comentó que “Ya no se trata sólo de conectar a la gente, sino de la experiencia que se le da  cuando está conectada”.

Por su parte, otra investigación de PWC, revela que el 37% de los trabajadores dijo tener cierto miedo por el incremento en la automatización de procesos en su trabajo, mientras que el 73% piensa que la tecnología nunca podrá remplazar el talento humano.

En un ejercicio para entender esta situación, realicé una una encuesta en mi propia cuenta de Twitter ( @Gpbolde ) pregunté que prefieren mis seguidores, y la respuesta me sorprendió bastante, ya que 55% prefiere un esquema híbrido Casa/oficina, 38% quiere seguir trabajando desde casa y solo 6% quieren regresar a la oficina como lo hacían antes.

Lo que al inicio fue un problema, al pasar los meses se convirtió en una realidad que la mayoría preferimos por la comodidad y facilidad para no tener que desplazarnos, por la economía al no tener que gastar en comida fuera de casa, y sin duda también por lo relajado en la vestimenta y presentación para trabajar durante toda la jornada.

El pensar en el futuro con una normalidad como la que vivimos antes de marzo de 2020, probablemente sea una fantasía o solo una ilusión, porque en muy poco tiempo han cambiado muchas cosas en el mundo, desde el tema de salud con las medidas extremas de seguridad anti contagio, la manera de aprender en las escuelas, la nueva forma de convivir con otros sin necesidad de estar físicamente juntos, el trabajar y ser productivos son estar en el mismo lugar.

Difícilmente regresaremos a lo que teníamos antes, donde podíamos estar cientos o miles de personas concentradas en un mismo lugar para un concierto, o simplemente platicar con un desconocido en un lugar público; esa realidad cada día se ve más lejana, y más porque hemos encontrado otras formas de hacerlo con la tecnología, lo que nos obliga a estar más y mejor conectado a internet, generando una nueva forma de convivencia entre personas, pero con una pantalla de por medio.

El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor